Cabo San Roque nació en 2001 como colectivo musical, tomando su nombre prestado de un viejo transatlántico. Actualmente está integrado por Laia Torrents (Barcelona, 1976), ingeniera industrial, y Roger Aixut (Barcelona, 1975), arquitecto, pero ambos dejaron la industria para dedicarse plenamente al arte.
A caballo entre grupo de rock experimental, artistas plásticos y performers, Cabo San Roque desbordan las categorías gracias a sus artefactos: materia y onda, máquinas musicales e instrumentos que hacen ruido, objetos en serie que se vuelven únicos en sus ‘collages mecánico-sonoros’. En 14 años de existencia, la formación ha generado una población heteróclita de máquinas musicales que viajan de una escena a otra y han colaborado con grandes nombres de la escena musical, popular y experimental, y de las artes escénicas y plásticas.
Ollas, tubos y cráneos de vaca
Así, La cobla patafísica. 2015 – 2001 reúne 20 instrumentos y 30 máquinas sonoras que conforman una instalación sonora de alta densidad objetual y permiten descubrir una colección de sonidos única en el mundo: chasquidos de cintas métricas de metal, martillos de piano que golpean ollas, sartenes, tubos, cajas de lata, caracolas o bidones; cráneos de vaca como caja de resonancia de pequeños aparatos sonoros mecánicos, púas de guitarra que raspan peines, micrófonos que pendulan creando acoples con un altavoz, teclados de máquinas de escribir que se agitan, explosiones de burbujas en un tarro de vidrio, manos de muñeca accionados por pistones que raspan viejas cuerdas, etc. Estos artefactos, como en las colecciones de hace siglos, se mueven entre la rareza y la belleza, entre la erudición y la curiosidad, y pueden ser contempladas como obras de arte.
De los instrumentos y máquinas de la exposición, por volumen y prestaciones sonoras, hay que destacar la presentación por primera vez en Europa de Los árboles aullaron –una instalación sonora realizada en 2012 y producida por la Fonoteca Nacional de México y el ViveLatino–, el tríptico mecánico Tres tristos trons –la última construcción de Cabo San Roque–, el cuadro mecánico-animal Bestiari –premio de innovación y cultura popular–, o la gigante Orquestra mecànica de la França Xica –construida a partir de una línea de producción de galletas.
- hoyesarte.com entrevistó a Cabo San Roque: “No intentamos que las máquinas sustituyan a los humanos” [1]