La exposición abarca los últimos 50 años de creación de Andre, desde sus obras más influyentes hasta ejemplos más singulares de su práctica artística. También reúne, por primera vez en 20 años, un grupo excepcional de objetos titulados Dada Forgeries, que manifiestan su jocosa relación con los ready-made de Marcel Duchamp.
Aunque en su primer periodo abundan las pequeñas construcciones geométricas, sobre todo en madera, Andre descubrió enseguida las limitaciones de esta manera de trabajar y se dejó seducir por las propiedades inherentes a los materiales industriales: la forma, el peso y la superficie. Poco a poco consiguió eliminar de sus esculturas cualquier vestigio de la mano del artista, radicalizando su gesto al horizontalizar sus esculturas hasta tumbarlas en el suelo.
Forma, estructura y lugar
Las obras de Andre comenzaron a obtener una doble condición de «incisiones en el espacio» y «lugares», estableciendo el artista tres etapas: «escultura como forma, escultura como estructura y escultura como lugar». De este modo, sus esculturas contienen la idea de que, más allá de ser una representación o algo que observar, son un lugar donde y con el que el público puede experimentar.
Con una extensión variada e impregnadas por las propiedades específicas del material elegido para cada ocasión, normalmente metales comunes de la industria (acero, hierro, cobre, plomo, zinc y magnesio), estas esculturas fueron realizadas entre 1967 y 2010 (las últimas mostradas en la exposición datan de 2005), año en que se retiró.
Andre comienza a desplegar las piezas que componen sus obras tomando la apariencia de barreras, taludes, murallas y barricadas. Con ello, el artista reivindica el espacio y se impone al movimiento del público, alterando la convención de que las esculturas son formas independientes para pasear alrededor de las mismas.
Obras capitales
Esta gran retrospectiva expone en el Palacio de Velázquez piezas capitales como Pyramid (Square Plan) (1959), una de las poca supervivientes de su etapa de pirámides de madera; Lever (1966), una hilera de 137 ladrillos refractarios dispuesta a ras de suelo; 46 Roaring Forties (1988), un corredor de metal que el artista creó en Madrid; y Uncarved Blocks (1975), una secuencia combinatoria de maderas inalteradas, idénticas.
En lo referente a su poesía visual y sus «creaciones inclasificables», el Edificio Sabatini acoge obras como Passport, en la que el artista recoge a modo de libro los más dispares materiales de su vida cotidiana en los años sesenta y, posteriormente, a través de fotocopias a color, en los años setenta; una colección de postales que reflejan la abundante correspondencia con amigos, críticos, comisarios y marchantes; las Dada Forgeries, piezas que establecen juegos visuales y contienen referencias a la historia del arte, el sexo y la religión; o Margit Endormie y Balzac (ambas de 1989), que evocan, respectivamente, a la famosa musa de Constantin Brancusi (referente de Andre) y a la escultura de Rodin.
La muestra puede visitarse en dos espacios diferentes: el Palacio de Velázquez del Parque del Retiro, que acoge del 5 de mayo al 12 de octubre esculturas del artista; y la planta tercera del Edificio Sabatini del Museo Reina Sofía, que expone del 6 de mayo al 28 de septiembre objetos efímeros, postales, ensamblajes y obras de poesía visual de Andre.