La escasa producción de Casagemas puede ser debida a su muerte prematura en París, pero todo hace pensar que desconocemos parte de su obra, probablemente destruida o desaparecida. Esta muestra expone la mayor parte de las que han llegado hasta nuestros días, a partir de diversas temáticas, sobre todo el paisaje y el retrato.
Son especialmente importantes diversos paisajes al óleo, pero se conocen pocos óleos y en su mayoría nos han llegado dibujos, sobre todo pasteles y carboncillos, muchos de ellos acuarelados. El retrato oscila desde la caricatura amable hasta la nota negrista: lisiados, miserables, chulos o viejos y prostitutas conviven con composiciones como pueden ser procesiones o escenas de tauromaquia.
A causa del escaso número de obras que han llegado hasta nosotros, se trata de una exposición de pequeño formato, de gabinete. La muestra incluye también una selección documental integrada por textos literarios suyos, obras de otros artistas y fotografías, que completan su personalidad artística y humana.
Esta muestra pretende restituir su condición de artista exponiendo, por primera vez y en solitario, la mayoría de su producción conocida: un total de 38 obras, siete óleos y el resto dibujos.
Reivindicar a un artista
Esta muestra se propone reivindicar la obra de un artista que murió nada más iniciarse el siglo XX. Su figura ha estado ligada a la de Picasso, de quien fue uno de sus grandes amigos de juventud. Adquirió una dimensión mítica tras su suicidio, que condicionó la percepción de su obra, de manera que el personaje, en cierto modo, ha difuminado al artista.
Uno de los objetivos de la muestra reside precisamente en exponer conjuntamente su obra y confeccionar un catálogo que confirme el lugar de este artista en la historiografía nacional y, a su vez, internacional. Su nombre aparece normalmente como uno de los artistas reconocidos del cambio de siglo pero nunca ha sido presentado monográficamente en un museo, con el único precedente de una exposición que se celebró en 1979 en la Galería Daedalus de Barcelona. El MNAC cuenta en su colección con una obra de este artista, Casa de citas, adquirida en 2007.