Para Castro Prieto, Cespedosa es un lugar de referencia de su entorno vital. En sus propias palabras, esta serie “es el eje matriz de mi trabajo. Casi todos los que he hecho fuera los he empezado allí. Incluso Perú, viaje al sol tienen su origen en Cespedosa”. El pueblo familiar ha sido un espacio donde ensayar su encuentro con la fotografía y explorar su memoria a través de la construcción de imágenes. “Es un proyecto que he ido realizando en diferentes momentos de mi vida y se ha convertido en un campo de experimentación de formas de expresión fotográfica”.
Su trabajo se ha reafirmado con el paso del tiempo, y ha dado lugar a todo un recorrido en torno a diferentes formas de fotografiar, una manera de tomar imágenes cuyo origen está en otros muchos trabajos y, a la vez, núcleo reconocible y palpable basado en la manera de mirar de este artista.
A través de 184 fotografías agrupadas en seis apartados que se complementan con dos vídeos, Castro Prieto muestra una Cespedosa que trasciende la mera descripción fotográfica, que va más allá del documentalismo al uso y que actúa como lugar mágico donde el autor da rienda suelta a sus ensoñaciones y a sus pulsiones creativas.
Recorriendo la exposición el visitante se va a encontrar con diferentes fases. “Empezamos con la primera época, en la que hay una evolución donde aparece ya el formato medio en blanco y negro, con fotografías estáticas, muy sencillas, muy simples. Luego pasamos al formato grande en blanco y negro, donde ya empiezan a aparecer elementos no sólo de memoria sino también inquietantes, para finalmente pasar a la parte del color, con imágenes realizadas con cámaras de placas. Hay un giro importante con respecto a las fotografías anteriores no tanto en concepto pero sí en cuanto a plástica”. En Cespedosa el uso del color es muy importante porque genera para Castro Prieto una atmósfera.
Esta exposición forma parte de del Programa de Exposiciones Itinerantes (PEI) de Promoción del Arte [1].