Alimentada por sus raíces judías y otras culturas que encuentra en su peripecia vital, Chagall refleja en su obra una postura hondamente comprometida con el hombre y sus derechos, con la igualdad y con la tolerancia. Hasta este domingo, 5 de mayo, Fundación MAPFRE ofrece una de las grandes exposiciones de la temporada madrileña, Chagall. Un grito de libertad, que ya ha sido vista por más de 120.000 personas. Para facilitar la visita, la institución amplía su horario hasta las 22.00 h [1].
La muestra –comisariada por Ambre Gauthier, doctora en Historia del Arte y gestora del catálogo razonado y archivos de Marc Chagall, y Meret Meyer, copresidenta del Comité Marc Chagall y nieta del artista– contextualiza la obra del artista a la luz de los hechos históricos de los que fue testigo, convirtiéndose así en la primera lectura completa de su producción desde la perspectiva de sus tomas de postura y su compromiso sociopolítico de cariz humanista.
Testimonio
La obra de Marc Chagall refleja constantemente los acontecimientos políticos y sociales que le tocó vivir; es su testimonio pictórico, que, unido a sus escritos, permite abarcar la actualidad del momento y tener una visión de la compleja historia del siglo XX. Las obras que realiza en los años veinte y treinta están impregnadas del clima de tensión y antisemitismo que invadía Europa. El deber de recordar y testimoniar para que la barbarie no vuelva a producirse está también en el centro de su producción de posguerra. Buen ejemplo de ello es El éxodo, que rememora la huida de Egipto del pueblo de Israel, una alegoría de la expulsión de los judíos de Alemania y de la Shoah.
Elevado por un grito de libertad, el arte de Chagall enfrenta la mirada con las guerras sufridas y las batallas artísticas libradas, y es, al mismo tiempo, transcendido por una fuerza poética que aúna el lenguaje pictórico de la burla y el humor arraigados en la cultura judía. El lápiz y el pincel se convierten para él en armas de paz. De esta manera, sus dibujos y pinturas revelan el idealismo incondicional de un artista testigo de su tiempo, y su fe inquebrantable en la armonía y la paz universal entre los hombres.
Con un recorrido que supera las ciento sesenta obras, la exposición presenta, además, como novedad, un conjunto de más de noventa documentos, en su mayoría inéditos, procedentes del Archivo Marc e Ida Chagall. También puede contemplarse, por primera vez, una selección de los escritos del artista en yidis, su lengua materna, en la que expresaba preferentemente sus compromisos políticos y humanistas.
Chagall. Un grito de libertad se convierte en una excepcional ocasión para acercarse a esta figura clave de la modernidad, comprometida y atenta al tiempo que la moldeó y al que influyó con su mensaje como pintor y humanista.
La muestra ha sido coorganizada por Fundación MAPFRE [1], La Piscine – Musée d’Art et d’Industrie André Diligent [2] (Roubaix) y el Musée national Marc Chagall de Niza. [3]Cuenta, además, con el apoyo de importantes instituciones y colecciones particulares internacionales, entre las que figuran la Fondation Marguerite et Aimé Maeght, Saint-Paul-de-Vence; Philadelphia Museum of Art, Filadelfia; Solomon R. Guggenheim Museum, Nueva York; Tel Aviv Museum of Art; The Art Institute of Chicago o el Centre Pompidou. Musée National d’Art Moderne / Centre de Création Industrielle, París.
Peripecia vital
Nacido en 1887 en Vítebsk (en la actual Bielorrusia) como Moshe Segal, Marc Chagall fue el mayor de nueve hermanos. Desde pequeño recibió una educación judía tradicional. En 1906 comienza su formación artística con Yuri Pen, en la escuela de dibujo y pintura de su ciudad. Un año después viaja a San Petersburgo, donde asiste a la Escuela Imperial de Dibujo para el Fomento de las Artes. Continúa sus estudios en San Petersburgo hasta que en 1911 marcha a París, y allí se impregna de las modernas tendencias artísticas europeas. A través del poeta Guillaume Apollinaire, conoce a Herwarth Walden, fundador de la Galería Der Sturm de Berlín, donde el pintor celebra en 1914 su primera exposición individual con 240 obras. El estallido de la Primera Guerra Mundial, cuando se encuentra de visita en Rusia, le obliga a permanecer en el país los siguientes ocho años.
En 1917, tras la Revolución de Octubre y el ascenso al poder de los bolcheviques, obtiene el estatus de ciudadano ruso de pleno derecho después de años de discriminación por su origen judío. Un año más tarde, Anatoli Lunacharski, comisario del pueblo para la Educación, invita a Chagall a fundar la Escuela Popular de Arte de Vítebsk y lo nombra comisario de Bellas Artes de la ciudad. A la escuela son invitados como docentes artistas de la talla de El Lissitzky o Kazimir Malévich. Este último, que gana adeptos tras promover el arte abstracto frente a la figuración, sustituirá a Chagall en la dirección de la institución.
En el verano de 1920, Chagall se traslada a Moscú. Es invitado a realizar la decoración del Teatro Nacional Judío de Cámara de Moscú (GOSEKT) y participa activamente en la vida artística judía. Abandona definitivamente Rusia en 1922 y, tras pasar unos meses en Berlín, se instala en Francia un año más tarde.
En 1931 asesora la creación del Museo de Arte Judío de Tel Aviv y pasa casi tres meses en Palestina. Con la llegada al poder del régimen nazi en Alemania, sus obras son descolgadas de los museos del país y tres de ellas se presentan en la exposición de «arte degenerado» en 1937, año en el que el artista obtiene la nacionalidad francesa. El estallido de la Segunda Guerra Mundial y la invasión alemana extiende la represión antisemita en el país, por lo que finalmente, en 1941, emprende su camino al exilio en Estados Unidos.
En 1948 regresa a Francia y recibe importantes encargos para realizar escenografías teatrales, ilustración de libros, pinturas y obras monumentales entre las que se cuentan vidrieras para distintos lugares. A partir de este momento trata de transmitir un mensaje de paz a través de su obra.
Durante las últimas décadas de su vida se le dedican destacadas exposiciones en el Musée National d’Art Moderne de París o en la Fondation Maeght de Saint-Paul-de-Vence, y en 1973 se inaugura en Niza el Musée National Marc Chagall para albergar el ciclo de 17 cuadros del Mensaje bíblico. Marc Chagall fallece la noche del 28 de marzo de 1985 en Saint-Paul-de-Vence, donde está enterrado.