Madoz comenzó a desarrollar su concepto del objeto en los años noventa y desde entonces este ha sido un tema constante en su trabajo. Explorando su identidad plural sustituye visualmente su función primaria por nuevos significados. Su obra está influenciada, entre otras, por el surrealismo, el ready-made y el realismo mágico, corrientes que giran alrededor del objeto, el assamblage y la generación de significado. Los mecanismos para su alteración y reubicación han sido una constante en su trabajo.
Algunas de las obras presentes –como el aloe vera dentro de la jaula, el avión a punto de aterrizar en una carretera sinuosa o el zapato/ataúd– transmiten una sensación de cierta angustia o adversidad. A su vez encontramos barcos, aviones, campos y nubes que hablan de un escape o resistencia.
Además, la idea de juego, tema recurrente en su obra, está presente en varias obras de la exposición. Imágenes que muestran juegos truncados o que no pueden avanzar –como el castillo de naipes contenido en una estructura de madera– nos sitúan en esa misma ambigüedad, entre lo que empieza y lo que queda suspendido.
La muestra acerca a su constante cuestionamiento del límite entre lo abstracto y lo figurativo, lo real y lo potencial. Cada obra propone un intento de encontrar nuevas posibilidades de existencia para el objeto, nuevos mapas de conexiones, abriendo al espectador un espacio de interpretación.
Promiscuidad
«La promiscuidad para mí reside en el objeto y no en la mirada. El objeto tiene una facilidad especial a la hora de interrelacionarse con otros objetos. A partir de esa promiscuidad surgen conceptos o ideas, que para mí es la particularidad de descubrir algo que estaba escondido o latente».
(Chema Madoz, 2021)