Para esta muestra, que acoge La Fragua, el artista realiza una propuesta en la que introduce algunos de los elementos narrativos que ha ido utilizando en los últimos años, como son el desnudo y los objetos, pero abre nuevos espacios que le hacen descubrir nuevas razones para seguir creando imágenes. En esta ocasión, Gutiérrez enfrenta imágenes de desnudos femeninos con bodegones en una confrontación necesaria para encontrar, de nuevo, su propio espacio.
Desde sus inicios, el fotógrafo ha estado interesado en los objetos, protagonistas exclusivos de muchas de sus composiciones. Con ellos, a través de sus transformaciones irónicas, satíricas, críticas o puramente estéticas, reivindica historias marginales en las que las cosas constituyen redes hablantes. Muy pocas veces hasta ahora los seres humanos habían conseguido su atención. Sin embargo, en esta exposición, el artista revisa los arquetipos atávicos y sociales más profundos, para enfrentarse con el cuerpo de la mujer, con lo eterno femenino como eterno efímero.
Mujeres libres
Precisamente dichos objetos, desde pequeñas figuras a ramas, que sostienen las modelos de los retratos, se reservan un protagonismo especial en una pequeña serie dentro de la exposición. El pequeño formato también tiene su espacio a través de los retratos que Gutiérrez realiza del rostro de algunas de sus modelos, total o parcialmente ocultos en las composiciones de cuerpo entero. En dichos retratos, el rostro de las mujeres está cubierto por su pelo, elemento en ocasiones censurado y ocultado.
La última serie mostrada en la exposición de Gutiérrez pretende retratar a las mujeres libres en su subjetividad más profunda. El artista descubrió que debía dar voz propia a las mujeres que se ponían ante su cámara, lo que le condujo a situarlas ante un fondo negro y pedirles que expresaran lo que sintieran a través de su cuerpo. El resultado es una danza visual en la que cada gesto está cargado de significado.
Con motivo de la exposición, el fotógrafo impartirá en la Sala Ideas, los días 28 y 30 de abril y el 12 de mayo, un taller titulado Fotografiando mujeres y mujeres en la fotografía, que se enmarca en el ciclo de talleres que coordinan Castro Prieto y Chema Conesa.
Ironía y agresividad
Ciuco Gutiérrez (Torrelavega, 1956) realizó sus primeras imágenes con 13 años y desde entonces siempre tuvo claro que quería dedicarse a la fotografía. En 1983 comenzó a hacer imágenes con marcado acento personal y posteriormente irrumpió en el ámbito fotográfico madrileño con unas fotografías atípicas para el momento. Estas tenían un lenguaje sintético y muy visual basado el color agresivo y la ironía.
Tres años después montó su primera exposición individual en la Galería Moriarty de Madrid y desde entonces no ha parado de exponer tanto en España como el extranjero. Ha sido uno de los primeros fotógrafos, junto a Ouka Leele, Alberto García Alix, Javier Vallhonrat y Joan Fontcuberta, que abrió las galerías de arte generalistas a la fotografía y expuso su obra en ARCO.
Desde entonces, su trabajo ha girado en torno al paisaje escenificado y el bodegón, con una gran carga onírica que forma parte de un imaginario emocional e íntimo con el que ha ido estructurando un lenguaje expresivo propio. Sus obras tienen un gran componente narrativo basado en un juego semántico alrededor de la paradoja y la metáfora.