Alonso-Allende comenzó a destacar por sus retratos, especialmente de cánidos. Ahora, su serie de cuadros arrugados se convierte en un jalón en su evolución. En ellos, literalmente arruga los lienzos y pinta el motivo de la arruga jugando con las tensiones en una especie de tercera dimensión: «Con mis cuadros arrugados represento motivos más sencillos, siguen siendo figurativos pero más planos. El juego comienza al crear una realidad, la arruga, cuya causa no es real. Es decir, puede estar aplastada por una pesa o creada por una tensión de cuerdas que no son reales, están simplemente representadas de forma pictórica», explica la joven pintora.
No obstante, la artista no abandona el paisaje. «Mi estancia en París ha influido en mi reciente obsesión por la niebla y la bruma y en cómo buscar la abstracción en la propia realidad. Me persigue la idea de hallar realidades transformadas, disfrazadas o escondidas. La bruma difumina los objetos y varía los colores, el agua distorsiona los reflejos, sin dejar por ello de ser imágenes reales. Mis paisajes buscan un poco eso. Siendo una amante de la figuración y del surrealismo busco representar la realidad cuando se muestra disfrazada».
Alonso-Allende estudió Bellas Artes en la Universidad Complutense de Madrid. Aprovechó una beca Erasmus para estudiar en le École Beaux Arts de Nancy. Tras un año en Madrid viviendo de sus retratos, tanto al óleo como en lápiz o acuarela, decidió establecerse en París. Además estudió civilización francesa en La Sorbonne y ha trabajado para Sotheby’s Madrid y París.
Inauguración. 15 de noviembre a partir de las 19.00 h.