El Museo Lázaro Galdiano [1] (Madrid) muestra las obras más significativas de la colección de Alicia Aza. Esta exposición se enmarcará en la II Edición del Festival Miradas de Mujeres [2], una convocatoria nacional organizada por MAV (Asociación de Mujeres en las Artes Visuales) que busca visibilizar la presencia de las profesionales en este campo.
De esta forma, la Fundación Lázaro Galdiano, que impulsa una política expositiva centrada en el coleccionismo, se une al Festival con una muestra especialmente concebida para sus espacios y que refleja la contribución de las mujeres a este ámbito fundamental del sistema artístico que es el coleccionismo.
Fotografía y vídeo
La colección protagonista, creada por la abogada Alicia Aza, empezó a formarse en 1992, centrándose principalmente en la fotografía y el vídeo. Se trata de un conjunto singular, distinto a otras colecciones realizadas en torno a partir de parámetros históricos o estilísticos, que desataca por su potencial comunicador, ya que está fundamentada en experiencias vitales reconocibles por una pluralidad de espectadores.
La exposición mostrará sus obras más representativas. En concreto, 10 fotografías, siete vídeos y una pintura, en las que la mujer detenta el papel protagonista. Obras de artistas como Amparo Sard, Cecilia del Val, Sophie Whetnall, Kiki Smith, Aino Kannisto, Manu Arregui, Erwin Olaf, Francesca Woodman o Richard Billingham, entre otras, conforman este proyecto que muestra las distintas realidades de la mujer contemporánea.
Esta es una de las pocas colecciones españolas creadas por una mujer y ha sido conformada según criterios personales y en complicidad con determinados temas tratados por los artistas en sus obras. En este sentido puede ser considerada como el medio de expresión de una personalidad femenina y de los diversos matices que la configuran. Es por ello una colección singular e íntimamente unida a su creadora. Así hay que destacar su potencial comunicador, ya que está fundamentada en experiencias vitales reconocibles por una pluralidad de espectadores.
Historia de una colección
Iniciada la colección en 1992, a partir de 1995 se focaliza en la fotografía y el vídeo. Estos dos medios, elegidos en las dos últimas décadas por los artistas de manera creciente, se prestan particularmente para aludir a la cotidianeidad de la vida, lo que se aviene con la intención coleccionista de Aza. Reúne un prestigioso elenco de artistas españolas/es y extranjeras/os. El tema predominante es siempre el de las mujeres en las diferentes situaciones en que les emplazan las circunstancias de su realidad y entorno existencial, profesional, geográfico…, así como sus respuestas ante ellas. Como resultado de todas esas características, esta colección es, desde ahora y para el futuro, un testimonio de la complejidad en que se halla inserta la existencia de las mujeres en el mundo de hoy.
La selección de obras que forman la exposición responde a esa multiplicidad de variantes que concentra la identidad de la coleccionista. De manera que cada una de las piezas posee una intensidad propia, trata un motivo determinado y posee su propio talante. Como rasgo común puede destacarse el carácter narrativo que propicia el formato del audiovisual y que se compenetra con la vertiente literaria de la propietaria, abogada de profesión en el área financiera, que ha ejercido también funciones docentes y es autora de varios libros de narrativa y poesía.
Facilitar la comprensión
Tres de las obras (Sophie Whetnall, Kiki Smith y Francesca Woodman) representan imágenes de piernas de mujeres, un tema frecuente en esta colección, desde una vertiente que cuestiona críticamente el simbolismo glamouroso y erótico de esas extremidades que soportan el cuerpo de las mujeres y las dificultades de género que encuentran en su camino vital.
El montaje responde al deseo de facilitar la comprensión del significado de las piezas y a su vez crear estados de ánimo propicios a la comunicación con el espíritu de cada una de las obras.
El tono desde el que han sido realizadas las obras ofrece una variedad de registros: el humor (Erwin Wurm), la reflexión (Sophie Whetnall, Kiki Smith), la incertidumbre (Erwin Olaf), la denuncia (Cecilia del Val), la elevación del espíritu (Manu Arregui), la calma (Diana Larrea), la ensoñación (Amparo Sard), la placidez (Rosangela Renno), el hartazgo (Richard Billingham, Aino Kannisto), la compenetración (Miguel Aguirre), la incomunicación (Kaoru Katayama), el desafío (Ixone Sádaba), la melancolía (Elke Boom) o la inseguridad (Francesca Woodman). Aunque la interpretación de las obras queda abierta a los particulares afectos y complicidades de cada espectador.