El Museo Carmen Thyssen [1] de Málaga abre al público hoy martes, 6 de noviembre, la exposición Hermen Anglada-Camarasa. Arabesco y seducción, que ofrece un recorrido a través de la representación femenina en la pintura del artista catalán (Barcelona 1871- Port de Pollença 1959). La muestra incluye una cuidada selección de obras procedentes en su mayor parte de la Colección Anglada-Camarasa de la Fundación “la Caixa” de Palma de Mallorca.
La figura femenina fue uno de los temas predominantes en la trayectoria de Anglada-Camarasa. Así, durante sus primeros años en París -todavía con cierta influencia de sus maestros- realizó obras donde la mujer poseía una importante carga simbolista, para evolucionar rápidamente a una pintura de rasgos propios, muy original, en la que la luz y las manchas de color dan vida a esas figuras vaporosas y etéreas de los locales de la noche parisina.
Expresividad enérgica
Las escenas de baile gitano, a su vez, le permitieron cultivar una expresividad enérgica y profundizar en el interés por la anatomía de los cuerpos, aspecto que no abandonaría en toda su carrera. A partir de 1910 pintará otro tipo de figuras femeninas, esbeltas, estáticas, mirando al espectador, que le servirían de excusa para deleitarse con la belleza y el decorativismo de sus ropajes.
Tras su traslado a Mallorca, que supuso un giro en su trayectoria, pintará nuevos arquetipos femeninos, rodeados de los paisajes que tanto le cautivaron así como de ambientes florales, a modo de escenario, sin abandonar las enérgicas composiciones protagonizadas por mujeres gitanas bailando, temática que le resultará atractiva durante toda su vida.
Testigo del siglo XX
Hermen Anglada-Camarasa vivió como protagonista algunos de los momentos más importantes de la historia del arte de la primera mitad del siglo XX. Estudió en Barcelona, en la Escuela de la Lonja, y a final de siglo viajó a París para completar su formación. Las penurias de los primeros meses contrastan con el éxito que obtuvo a partir de 1900, cuando su nombre se convirtió en referente internacional. Su obra se expuso en toda Europa, de Roma a Praga y de París a Moscú, y suscitó un importante coleccionismo en las principales capitales europeas y en Estados Unidos. Sus telas, de una radiante plasticidad y sensualismo, se han convertido en símbolo de la Belle Époque.
Las escenas nocturnas, el delirio del music-hall y la bohemia cosmopolita, conviven con la recuperación del gusto popular, que da lugar a un estilo decorativo y colorista, de un gran virtuosismo y de una deslumbrante belleza plástica. La Primera Guerra Mundial llevó a Anglada-Camarasa a refugiarse en Mallorca y a descubrir sus paisajes, que se integraron como un elemento principal de su obra. Durante la Guerra Civil española se recluyó en Montserrat y en los últimos días, antes de la caída de Barcelona, marchó al exilio en Pougues-les-Eaux, donde vivió diez años. En el año 1949 volvió a Mallorca donde se estableció definitivamente y donde dejó una huella perdurable.
Colección única
La Colección Hermen Anglada-Camarasa [2] de Fundación “la Caixa” ofrece un testimonio único de la vida y obra del pintor catalán. Se compone de 85 óleos, 182 dibujos, 54 estampas, 4 litografías, 3 esculturas y 194 objetos personales que formaban parte de la colección del artista.
La Fundación adquirió este legado de los familiares del pintor, y desde el año 1993 expone su fondo de manera permanente en CaixaForum Palma [3], en el edificio proyectado por Lluís Domènech i Montaner.
En torno a la colección y a la figura de Anglada-Camarasa, la Fundación desarrolla habitualmente diferentes actividades a través de exposiciones, ciclos y cursos. Paralelamente lleva a cabo un trabajo de catalogación y estudio. En 2003, el Ministerio de Cultura declaró esta colección Bien de Interés Cultural.