Ausente por propia voluntad del panorama expositivo en su última etapa creativa, Cristino de Vera no ha mostrado su obra desde hace ya cerca de quince años. Para su presentación en Madrid ha decidido titular la muestra Al silencio, como síntesis de toda una vida de trabajo ajena a influencias. Como se puede contemplar a lo largo del recorrido, toda su producción posee un sello propio y definido, cuya espiritualidad y visión en cierto modo mística personaliza unas composiciones sencillas, brillantes y luminosas que muestran a un pintor puro, cuya esencia es, sin duda, la luz.
La espiritualidad que inunda su creación se aprecia en diferentes obras de esta exposición, tanto en aquellas figuras femeninas que plasma de forma afligida y solitaria, como en los callados paisajes que se pueden ver a través de una ventana en cruz, sus elementales naturalezas muertas, con cestos, copas o tazas de luz, o sus grandes velones; en todos ellos se percibe la depuración y la permanencia en esas soledades tan solo de la luz callada. Y es especialmente posible rastrear sus recuerdos en la imagen del Teide que surge ahora, más que nunca, en pinturas y dibujos como una sombra permanente en homenaje a su tierra.
Muestra íntima
Es esta una muestra íntima, acorde con su actual trabajo, pero sobre todo con su estado anímico, en el que se percibe una cierta angustia existencial. Obras que ofrecen una nueva visión, por un lado amplia, de su repertorio, pero a la vez transmiten el sentir del pintor en su silencio vivencial, que puede resumirse en un reposo del espíritu, tal y como él mismo ha descrito: «Mi estética podría definirse como una búsqueda de la esencia de toda cosa, ser imagen; como la búsqueda de una raíz espiritual que hay en cada forma del universo […] Quisiera en mi trabajo que todo tuviera un aire poéticamente remansado, que pareciese que lo fugaz es detenido, que huyese la angustia, y el silencio de paz lo envolviese todo, que la misma muerte fuera clara y diáfana como una melodía silente donde todo fuese armónico».
La selección se ha centrado en los trabajos de los últimos años, con 28 pinturas realizadas entre 1995 y 2013, así como 18 dibujos a tinta china en los que ha trabajado hasta fechas más recientes. Los últimos trabajos incluidos en la selección datan de 2014. Una vitrina muestra también algunas de las publicaciones en relación a su obra. Al Silencio se complementa con la proyección de un documental de Miguel G. Morales que muestra la obsesión del artista por la luz, el tiempo, la invisibilidad, la belleza y la muerte, y qué define magistralmente al artista a partir de su título: Un ser de otro tiempo. Un buscador del silencio.
En paralelo a la muestra se han organizado dos encuentros con el artista. Bajo el título “Diálogos con Cristino de Vera. Luz en la pintura”, intervendrá el jueves 25 de octubre, junto a Juan Manuel Bonet y el poeta Andrés Sánchez Robayna; así como un mes después (22 de noviembre) lo hará acompañado de Fernando Castro Borrego, catedrático de Historia del Arte de la Universidad de La Laguna.