Además se exhiben dos esculturas monumentales realizadas este año: Proceso y Espéculo, en acero corten y aluminio, respectivamente.
En palabras de Martin Coomer, autor del texto introductorio del catálogo, «cuando uno contempla las obras tempranas de esta exposición, muchas de las cuales datan de mediados de los 60, lo primero que le llama la atención es el modo en que estas escenas de multitud de Genovés, sin perder su contemporaneidad, de alguna manera parecen trascender su propio marco espacio-temporal. Objetivo (1968), realizado en un tono gris verdoso con una capa superpuesta de un viridián más oscuro que crea un círculo central a modo de mira telescópica, desde donde se observa una corriente de figuras que parecen huir de un adversario desconocido, indudablemente, nos está hablando de la agitación de aquella época pero sin centrarse en una historia concreta. De igual manera, su Estudio de la Calle (1969), como si de una película fotográfica se tratase, con sus divisiones horizontales que ilustran un relato de protesta y represión violenta, captura tan vívidamente la expresión de aquella turbación que aún hoy día nos sigue invitando a la reflexión».
Con las misma fuerza
La tensión entre la realidad plástica de los cuadros y el sujeto refleja la dualidad de la sociedad, además Genovés explora el tema de la multitud, donde el colectivo humano es arrastrado hacia algo más importante que el individuo en sí mismo. Las obras son engañosamente simples, intencionadamente descontextualizadas y cargadas de ambigüedad en cuanto al movimiento y la motivación.
«Al contemplarlas –destaca Martin Coomer– inevitablemente pensamos en barreras; nos vienen a la cabeza imágenes de fronteras políticas o ideológicas que el artista, deliberadamente, prefiere no revelar. Esta es la razón por la que, si bien en un tono menos declamatorio pero no menos provocador que el de los irreverentes iconos del arte Pop, medio siglo después, los ecos de la pintura de Genovés de mediados de los 60 resuenan aún con la misma fuerza. En sus manos, la masa humana se convierte en un producto anónimo y recurrente de la historia. El poder, la persecución, la resistencia o el desplazamiento son algunos de los temas eternos de una obra que sigue conmoviendo al espectador independientemente del escenario al que se traslade; ya sea al Madrid de los 60, al Berlín o al Pekín de los 80, a El Cairo o a cualquiera de los escenarios de la Primavera Árabe de 2010. La historia no solo se apodera de la obra de Genovés, es más, la recrea».
[1]Socialmente comprometido
Todos los trabajos representan vistas de pájaro de escenas donde no hay edificios, carreteras y árboles, tampoco alguna pista que nos refiera a un paisaje común, así se logra una intensa dinámica de ansiedad y desubicación. Para Coomer, «inevitablemente, al contemplar estas pinturas en las que la serpenteante multitud parece que fuera un montón de juguetes para dioses o gigantes, nos vienen a la memoria aquellas escenas de masas humanas que inmortalizaron cineastas como Sergei Eisenstein o Cecil B. De Mille. Su reconocida influencia cinematográfica vincula a Genovés con otros colegas del movimiento, si bien es cierto que esa idea, inherente al arte Pop, del artista desapegado, como una especie de farsante duchampiano, pierde validez en unas obras que, después de seis décadas, siguen interpretándose como una prolongada oda al hombre corriente. ¿Hacia dónde se dirigen esta especie de hombres-hormiga? Todo este ir y venir sin causa aparente, sin fin…».
El dinámico uso que hace Genovés de la línea y la perspectiva, en concordancia con un ojo muy preciso para la modulación y el uso del color, está fuertemente casado con la convicción del artista de que el Arte debería estar socialmente comprometido así como agradar emocionalmente, e incluso físicamente.
Mucho más que un pintor inquieto
Formado en la Escuela de Bellas Artes de Valencia, desde el inicio de su trayectoria profesional fue un pintor inquieto y preocupado tanto por la necesidad de renovar el arte español como por la función del arte y el artista en la sociedad.
Su firme convicción sobre el arte transformador y comprometido con el entorno le llevó a formar parte de colectivos muy significativos en el panorama español de postguerra: Los Siete (1949), Parpalló (1956) y Hondo (1960). En este último grupo, que supuso nuevos planteamientos figurativos frente al Informalismo, Genovés desarrolló una pintura de carácter expresionista y provocador.
En la década de los sesenta, tras una breve crisis pictórica y una relación profunda con los movimientos de oposición a la dictadura franquista, comenzó a plantear dos temas: el «individuo solo», resuelto inicialmente como un collage en relieve; y la «multitud», tratada con tintas planas y estructuras plásticas de aspecto cinematográfico.
[2]Esta última propuesta se concretará con el tiempo en un singular realismo político de fuerte denuncia social, confeccionado a partir de la manipulación de imágenes proporcionadas por los medios de comunicación de masas.
En los años ochenta inició un nuevo periodo en el que se interesó por el paisaje urbano, reduciéndolo a una gama cromática de grises, azules y ocres que constituyen lo que se ha dado en llamar «espacios de la soledad».
En los últimos años, Genovés emplea una pintura muy matérica relacionada, en cierta manera, con sus anteriores Secuencias de los años 90. Aunque esta vez, su obra está intensificada e impregnada de un vitalismo contagioso que proyecta dinámicas existencias anónimas con sus respectivas sombras, dominadas por indomables fuerzas opresivas que las empujan a imprevistos desplazamientos de alienación.
Juan Genovés ha sido galardonado con la Mención de Honor (XXXIII Biennale de Venecia, 1966), la Medalla de Oro (VI Biennale Internazionale de San Marino, 1967), el Premio Marzotto Internazionale (1968), el Premio Nacional de Artes Plásticas (1984), el Premio de las Artes Plásticas de la Generalitat Valenciana (2002) y la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes (2005).
Entre sus exposiciones más recientes cabe destacar las realizada en Marlborough (Londres, 2011; New York, 2012 y Madrid, 2013) y A Retrospective en el Naples Museum of Art (Naples, Florida, 2012). Su obra se encuentra en alrededor de una centena de museos e instituciones españolas e internacionales.