En la galería madrileña, Verbis despeja cualquier duda que pudiera tener al respecto de la pintura, dando carta de naturaleza a la que él considera su característica más radical: la ambigüedad. Así presenta un trabajo creado “bajo el designio orgánico de encontrar un cuerpo (otro cuerpo, otros cuerpos) pero con la necesidad (geométrica) de la precisión, de la composición”.
Para el artista hay dos tipos de pintura que pueden convivir pero que normalmente van por separado: «Una pintura-fragmento, en donde un detalle se convierte en totalidad; y una pintura-fragmentos, en donde la totalidad se organiza en función de cada uno de sus detalles». En un incesante juego con el espacio, su trabajo ha dado cabida a nuevas formas de expresión al tiempo que incorporaba nuevos materiales.
En el particular universo de Verbis, “el arte no tiene que ver con ideas preconcebidas, sino con cosas que descubre según las va haciendo. Se podría decir que la acción dibuja el pensamiento y que los mecanismos del aparato creador no pueden segregarse porque los componentes se convierten en irrelevantes cuando no van perfectamente enlazados”.
Las obras que reúne esta exposición muestran un discurso subjetivo, innovador y diferente, pero aceptando que «normalmente el arte no va más allá de la presencia, no va más allá de la aceptación epidérmica de un objeto que, se podría decir, es presencia de un pensamiento torturado, de un pensamiento trabado, de un pensamiento que en realidad confiesa lo que desconoce”.