Durante toda la jornada (de 10.00 a 20.00 h), el Prado ofrece acceso gratuito a su colección permanente, en cuyos espacios se incluye actualmente la muestra especial de Inmaculadas [1], que reúne el conjunto de obras donadas por Plácido Arango con una personalidad temática más acusada y cuyo tema fue uno de los más habituales entre los artistas españoles del Siglo de Oro para expresar los ideales de belleza femenina.
En la sala 60, en la que se presentan las colecciones del siglo XIX, los visitantes podrán disfrutar de La infancia descubierta [2], una selección de ocho retratos que reflejan diferentes interpretaciones de la infancia, tema que durante el Romanticismo se convirtió en asunto predilecto de los artistas conforme a los nuevos intereses de su clientela y entre los que se incluye el apenas conocido retrato de Esquivel incorporado a sus fondos recientemente.
Música y baile
Para culminar la celebración se ha programado una actuación de danza y música, Pintura en movimiento. Danza y Música en la Ilustración Borbónica, que ofrece un recorrido por la España ilustrada, contexto en el que se inscribe la concepción e inauguración del museo.
La obra, que cuenta con la dirección artística y coreográfica de Mª José Ruiz Mayordomo y la dirección musical de Pablo Gastaminza Franco, estará interpretada por los bailarines Alberto Arcos, Yolanda Barrero, David Martín y Rosario Torres, y los músicos Pablo Gastaminza y Víctor Martínez (violín), Juan Nieto (guitarra) y Margarita Sánchez (violonchelo).
La compañía Esquivel, a través de la investigación de su directora, interpretará desde las danzas sociales, internacionales y autóctonas propias del reinado de Carlos IV hasta los boleros y fandangos de teatro que proliferaron durante el reinado de Fernando VII, así como un anuncio de lo que significaría el carácter español en un futuro muy próximo a través de la música de Manuel García y de una de las piezas que más éxito tendrían durante el ya comenzado siglo XIX: Los panaderos.
El Siglo de las Luces es, sin duda, el de la eclosión de la Danza Española en los teatros y los salones de la aristocracia tanto nacional como europea y americana. La danza cortesana, que había experimentado una nueva dimensión con la llegada de la dinastía borbónica, a su vez heredera de la tradición dancística española a través de la transmisión de los maestros de danzar y compañías teatrales que durante el siglo anterior acompañaron a las infantas españolas en su viaje a las tierras francesas, evoluciona hasta las formas del clasicismo en el que el estilo “galante” supone un nuevo paso en la evolución coreo-musical tanto escénica como social.
El bilingüismo en la danza constituyó la cotidianidad tanto en el salón como en el escenario. Los minuetes, alemandas y contradanzas conviven con el fandango, las seguidillas y el bolero. El majismo teatral, social y aristocrático convive con la élite intelectual. Toda Europa se hace eco de la danza española y ello queda reflejado en la obra de Gluck y de Mozart.
– La danza en el salón ilustrado borbónico – La danza española en los teatros de la villa en tiempos de Fernando VIIPrograma