La muestra, comisariada por Fernando Checa Cremades, da a conocer uno de los momentos clave del arte europeo del Renacimiento desde la pintura, la escultura y las artes decorativas, destacando diversas obras de las colecciones de Patrimonio Nacional. La exposición cuenta, asimismo, con piezas del Museo del Prado, la National Gallery de Londres, el Museo del Louvre, la National Gallery de Dublín y de la Biblioteca Nacional de España.
La base científica de este proyecto, que ya pudo contemplarse en el Palacio Real de Madrid, parte de los Libros de entregas, cuyo intenso estudio a lo largo de los últimos años ha permitido documentar con precisión la llegada de las obras adquiridas por Felipe II durante la construcción del Monasterio.
La exposición brinda al visitante la oportunidad de realizar un recorrido por varios de los lugares más bellos del Monasterio, algunos de los cuales no se incluyen en la visita turística habitual. Se trata de espacios como el Coro de la Basílica, el Patio de los Evangelistas o la Sacristía de las Capas, en los que el público puede admirar obras de arte que, por criterios de conservación, no se exponen habitualmente. «Una oportunidad única de admirar El Escorial en todo su esplendor», destaca Fernando Checa.
Tapices y pinturas de El Bosco, Tiziano, Patinir, Coxcie o Navarrete el Mudo se entremezclan con joyas, relicarios, ornamentos litúrgicos, códices miniados, encuadernaciones y dibujos, permitiendo que nos adentremos en los aspectos intrínsecos de este hito arquitectónico del siglo XVI español, como son la liturgia, la muerte o la devoción.
Tiziano
Una de las salas más importantes de la muestra se dedica íntegramente a Tiziano, ya que el Monasterio era el edificio de Europa con más obras del artista en el momento de su muerte. Esta sala presenta parte de las obras cumbre de su período tardío, destacando un conjunto nunca expuesto como tal desde comienzos del siglo XIX, las tres obras maestras de Tiziano destinadas a la Iglesia de prestado de El Escorial: El Martirio de San Lorenzo, La Adoración de los Reyes y El Entierro de Cristo, esta última conservada en el Museo del Prado.
Además, La entrada de los animales en el Arca de Noé, monumental cartón para tapiz de Michel de Coxcie, recientemente restaurado por Patrimonio Nacional, se expone junto a obras de El Bosco y Patinir.
Otra pieza clave de la muestra es el Cristo Crucificado de la Sacristía escurialense, expuesta por primera vez desde su restauración.
450 aniversario
El Monasterio de San Lorenzo el Real de El Escorial fue mandado construir por el rey Felipe II en 1562. La primera piedra se colocó en 1563, hace ahora 450 años. Apenas 25 años después, la obra arquitectónica estaba casi terminada y las labores decorativas iban por buen camino.
Un proceso semejante para un monumento de tan vastas dimensiones no se volvió a encontrar en toda Europa durante el siglo XVI, lo que posibilitó una unidad de lenguaje artístico, arquitectónico y decorativo sin igual, ya que detrás de este desarrollo se encontraba la voluntad férrea del Rey y de un equipo coordinado de artífices encabezado por los arquitectos Juan Bautista de Toledo y Juan de Herrera.
Sobre El Escorial hay una abundantísima documentación, única en su momento, no solo en lo que respecta a su construcción como edificio, sino sobre las obras de arte con las que Felipe II lo adornó. Se trata de los llamados Libros de entregas, conservados en el Archivo del Palacio Real, donde se documentan los miles de objetos que el rey destinó al monumento. En ellos aparecen los nombres de El Bosco, Tiziano, van der Weyden, Patinir, Hans Memling, Antonio Moro, Tintoretto, Veronés, Navarrete el Mudo o Pantoja de la Cruz, es decir, muchísimos de los grandes pintores del Renacimiento, que se unen a los de arquitectos como Juan Bautista de Toledo o Juan de Herrera o escultores como Pompeo Leoni, Juan de Arfe o Niccoló dell´Arca.
El Escorial cuenta también con una crónica histórico-artística coetánea que no solo lo interpreta en su totalidad como obra de arte (arquitectura, pintura, escultura, artes decorativas), sino que también analiza las intenciones y las ideas de su fundador, Felipe II. Nos referimos al libro del Padre Fray José de Sigüenza, que se publicó en 1605, siete años después de la muerte de Felipe II en 1598. Es este también un hecho excepcional y único para un conjunto de esta época.
Estos son los fundamentos documentales de la presente exposición, que trata de explicar los principales aspectos del arte escurialense, a la vez que mostrar al público partes inéditas o muy poco conocidas del mismo, exhibiendo piezas procedentes de las riquísimas colecciones de Patrimonio Nacional.