Las piezas que conforman la exposición son un ejemplo de cómo los patrones pueden crear un espacio imaginario e inconformista que atrae al espectador, introduciéndolo en un mundo sin fin y en constante transformación. Cada artista, inspirado en su propia experiencia, crea una imagen abstracta y única que transmite una sensación de familiaridad al tiempo que se aleja de lo excesivamente transitado.
Las pinturas digitales de Nonia de la Rosa son exploraciones detalladas de un caos controlado. La claridad del ordenador se combina con los colores de flujo libre y las perspectivas deformadas de De la Rosa. Su gama de colores psicodélicos oscila entre remolinos de neón a retazos etéreos de azul y plata.
La artista leonesa no se centra solo en lo digital, sino que utiliza los softwares para examinar el espíritu humano. Sus pinturas, por tanto, hacen referencia a los sueños, a la ira, el amor y el alma. Sus trabajos establecen un diálogo entre unas emociones de carácter familiar y unas composiciones de luz casi alienígenas.
Por su parte, las pinturas de Virginia Saldaña son estudios de contrastes que mezclan óleo y acrílico, figurativo y abstracto. A través de complejos tratamientos de luz y color crea en sus trabajos una atmósfera contemplativa, calma, inspiradora. La artista onubense describe sus pinturas como humanistas y muy centradas en la ejecución: «Mi pintura habla de la sencillez natural de los placeres sencillos», dice. «[Son] una invitación a redescubrir la belleza oculta bajo el ruido visual de nuestro mundo cotidiano».
Las españolas están acompañadas en Agora Gallery de 10 artistas de procedencia internacional: Osvaldo Bacman, M.L. Burdick, FARBENSTUECK, GEDDA, Karen Hochman Brown, Sissel Hovden, Zlata Hurtic, Liz Johnson, Martin Sitta y Veronika Wifvesson. A través de los mundos que proponen estos creadores se invita al espectador a contemplar los pensamientos y verdades de la mente creativa.