De estas últimas se exhiben dos creaciones de videoarte de Bill Viola (Observance y Study for Emergence), que con su ciclo The Passions trabajó las emociones a partir de la tradición artística medieval y renacentista; dos obras destacadas del informalismo y del espacialismo, de Antoni Tàpies y Lucio Fontana, y finalmente, una instalación lumínica de Javier Riera, creada en el siglo XXI.
El objetivo de la exposición, comisariada por Victoria Cirlot [1], es reflexionar sobre cómo un arte alejado de nuestro tiempo puede adquirir nuevos significados al ponerlo en relación con el mundo y el arte contemporáneos a partir de esas emociones intemporales e indisociables de nuestra misma humanidad.
Además, recuerda cómo las emociones humanas pasaron a ser un tema artístico destacado cuando el cristianismo se centró en la pasión de Cristo y en la figura de María, la madre de Dios, representante de la humanidad, hilo conductor de sus tres ámbitos expositivos: El dolor de María, La herida de Cristo y La gloria de María.
Junto a las obras medievales y renacentistas en diálogo con las contemporáneas, la comisaria, experta en la Edad Media, cultura caballeresca y mística, ha seleccionado citas o poemas de místicas medievales -desde Juliana de Norwich [2] hasta Ángela de Foligno [3]– que ilustran sobre cómo se leían en siglos pasados determinadas representaciones, imágenes o gestos.