En la primera sección de la muestra se abordan cuestiones concernientes al códice en exclusiva: su influencia en nuestra comprensión del poema, su azarosa vida, sus fatigas como objeto de estudio y sus peculiaridades físicas.
Por otra parte y cumplido siglo y medio del nacimiento de Ramón Menéndez Pidal (1869-1968), la Biblioteca Nacional, en colaboración con la Fundación que lleva su nombre, ha querido con esta exposición contribuir a saldar la deuda que con él tiene contraída España en lo que toca al desvelamiento de su pasado y, en particular, al conocimiento y aprecio del primero de sus héroes: el Cid Campeador, «merced al rastreo y exhumación por parte de Pidal de tanta y tan dispersa memoria cidiana», puntualiza Jerez.
Así es, aparte del espacio dedicado al códice, la exposición –cuyo título evoca el del célebre ensayo pidalino Los españoles en la historia (1947)– cuenta con una segunda sección donde se pone de relieve y se hacen confluir dos aspectos distintos, pero convergentes. Por un lado, la centralidad de Menéndez Pidal en la cultura del siglo XX, por otro, la imagen proyectada por generaciones de hispanistas sobre la figura del Campeador a través de fuentes literarias y artísticas desde la Edad Media a nuestros días (épica, romancero, historiografía, teatro, arte, cine, cómic, televisión, etc.).
Mediante la letra gótica uniforme y de fácil lectura, el poema narra, en más de 3.700 versos irregulares, el último tramo de la vida del héroe y caballero burgalés Rodrigo Díaz de Vivar (1045-1099). La obra se centra en el arco temporal que discurre desde su destierro en 1081 hasta su muerte en 1099 y está dividida en tres cantares.
El poema combina elementos reales y ficticios, y está distribuido en tres grandes secciones, tradicionalmente conocidas como Cantar del destierro, De las bodas y De la afrenta de Corpes. Se inicia con el exilio del guerrero y sus hazañas frente a los moros. El siguiente es conocido como el de la boda, por el desdichado matrimonio de las hijas del Cid con los infantes de Carrión, pese a que en él también se describe la batalla de Jérica y la conquista de Valencia. El último es el de la ofensa, sufrida por las hijas del Cid, y la vindicación llevada a cabo por el burgalés contra los infantes de Carrión por medio de la justicia. De autor desconocido, fue compuesto probablemente en la frontera soriana entre Castilla y Al Andalús (en el entorno de Medinaceli) a mediados del siglo XII, según algunos estudiosos, o a comienzos del siglo XIII, según otros.
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