Fundada en 1985, Guerrilla Girls [1] es una plataforma que viene destacando en la última etapa del movimiendo de arte feminista. Su principal objetivo es acabar con los caducos mitos de ese arte que, anclado en los contextos sociales e históricos, etiquetan de mayor o menor una obra en función del sexo y la raza de su autor.
Sus carteles, reconocidos internacionalmente, ponen de manifiesto la posición subordinada de la mujer y el carácter sexista que predomina en las instituciones artísticas.
La exposición recorre casi toda la producción artística del colectivo estadounidense, considerándose la primera gran retrospectiva que se hace sobre su trabajo. Éste se ha convertido por méritos propios en la «conciencia del mundo del arte».
Los trabajos están expuestos ordenados en una secuencia cronológica. Junto a ellos se incluyen documentos que contextualizan sus obras, informando a los espectadores de su recorrido histórico y los procesos de producción a los que recurren.
Un colectivo incansable
Para buscar una voz propia y destacar dentro de los colectivos artísticos activistas, Guerrilla Girls ha optado por realizar un barrido más amplio a la hora de analizar las discriminaciones que sufren las mujeres. Por eso han comparado el papel de éstas en el mundo del arte y en el de, por ejemplo, la empresa. Aunque el arte es considerado un mundo de vanguardia social, el colectivo ha demostrado que el conservadurismo campa a sus anchas en él.
Su estilo bebe de la publicidad, cuyos formatos han dado impulso a los movimientos activistas políticos. Así, recursos como el diseño gráfico han servido a Guerrilla Girls para lanzar su mensaje reivindicativo.
Las obras del colectivo feminista presentadas al gran público anteriormente lo han sido normalmente a modo de intervención pública, de performance con carácter de protesta. A menudo podían verse sus trabajos a las puertas de instituciones o galerías.
Aparato ideológico
Uno de sus carteles más famosos es el titulado ¿Tienen que estar desnudas las mujeres para entrar en el Museo Metropolitano de Nueva York? Menos del 5% de los artistas expuestos en la secciones de arte moderno son mujeres, pero el 85% de los desnudos son femeninos, colocado a la entrada del museo neoyorquino. La rápida difusión que tuvo consiguió dar voz a todo un colectivo, convirtiéndose en el referente de varias generaciones de feministas.
Su incansable labor ha ido más allá de las meras representaciones artísticas. Los análisis y campañas que han realizado durante estos casi 30 años han propuesto erradicar algunos conceptos arraigados en nuestras mentalidades, como la iconografía falocéntrica o los estereotipos y mitologías sobre las mujeres.
Además han reivindicado la mirada como un aparato ideológico y la incorporación de la realidad cotidiana de la vida de las mujeres como eje central de un arte feminista que cuestiona a los medios de masas y los preceptos de lo culto y lo popular.