En palabras del propio director, «representar El burlador de Sevilla es poner en escena el texto fundacional de un mito que ha llegado hasta nosotros con toda su fuerza y su misterio», pero escenificar este texto es, sobre todo, «el reto de conseguir poner a Don Juan sobre el escenario».
Este nueva versión de El burlador de Sevilla es diferente, trasgresora y muy fiel a la sordidez de la historia que cuenta. Facal ha abordado el difícil reto de dirigir un texto clásico y reconvertirlo en una obra llena de sensualidad, erotismo, literatura, música y teatro con escenas cargadas de una gran belleza plástica. Es un espetáculo «lleno de todas aquellas cosas que nos dan placer», asegura.
Existen tantos Don Juanes como mujeres intenten imaginarlo y hombres intenten asemejarse a él y, por eso mismo, cualquier intento de concretarlo será siempre insatisfactorio. Por eso, el montaje no se centra únicamente en representar las aventuras eróticas de Don Juan y su road movie a través de Europa, más bien procura explorar las incertidumbres del texto y respetar sus incógnitas sin pretender darles respuesta.
Facal se imagina al Don Juan del siglo XXI como un mito erótico y no como un mito amoroso, y lo presenta al público con todo el erotismo, sexualidad y sensualidad que emerge de la obra. Con todo el humor de este personaje subversivo que seduce con su profundo amor a la vida, con su enorme necesidad de vivir rápido y tener un bonito cadáver.
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