El 11 de noviembre de 1926 se estrenaba El Caserío en el Teatro de la Zarzuela. Se trata de una comedia lírica que muestra la vida en Arigorri, una aldea imaginaria situada en Vizcaya, que sólo surge mágicamente entre la niebla por unos pocos días cada mucho tiempo. Sus entrañables habitantes, como los personajes del teatro, sólo despiertan, aman, ríen y lloran durante un breve instante cada muchos años.
Con final feliz
Eustasia y Manu, los dueños de la sidrería, desean casar a su ingenua hija, Inosensia, con un marido que le convenga; Txomin, el criado, tiene sueños de grandeza; don Leoncio, cura y amigo, escucha los problemas de todos y reparte buenos consejos; Ana Mari ama a José Miguel, su primo, un pelotari joven e impulsivo; y Santi, su tío, canta su amor por Sasibil, su caserío, y desea que sus sobrinos, cuyos padres emigraron a América, lo valoren y lo hereden. Santi es también el alcalde del pueblo y expresa sus problemas domésticos con cierto sentido teatral, lo que los convierte en asuntos que conciernen a toda la vecindad, que asiste como público a cada nuevo giro argumental.
Esta aldea de campesinos, que tiene algo de lugar idílico congelado en el tiempo, cuenta con la peculiaridad de que sabemos que allí todos los problemas tendrán un final feliz. El Teatro Arriaga ha hecho posible que ese breve instante haya vuelto cuando se cumplen 85 años de su estreno. Para ello han contado con un destacado elenco formado por la soprano Sabina Puértolas, el barítono Javier Franco, los tenores José Luis Sola y Jorge Rodríguez-Norton, la mezzosoprano Julia Arellano y los actores Loli Astoreka, Eduardo Carranza y Pako Revueltas.