La muestra repasa el polifacético trabajo de este inmigrante de familia judía lituana trabajadora, quien se preocupó de los asuntos transcendentales de la historia del siglo XX, como la Gran Depresión y el New Deal; el ascenso del fascismo; la barbarie de la Segunda Guerra Mundial; el Macartismo y la represión de las libertades durante la Guerra Fría; la amenaza de aniquilación nuclear; y las luchas por los derechos laborales, civiles y humanos cuando los movimientos de descolonización habían empezado a extenderse por todo el planeta y, ya al final se su vida, la guerra de Vietnam. También sus trabajos más líricos y espirituales portan un contenido social.
Shahn utilizó múltiples medios en su obra (pinturas al temple, acuarelas y gouaches, carteles y bocetos para murales, fotografías y dibujos). También se dedicó al diseño comercial de libros y revistas ilustradas. La exposición, que coincide con el 125 aniversario de su nacimiento, muestra el excepcional y experimental proceso creativo del artista, que implicaba la utilización de fuentes fotográficas como recurso, la reutilización de motivos y la búsqueda de formas artísticas que pudieran llegar a un amplio público.
En los años cincuenta, Shahn fue un artista de enorme popularidad, llegando a representar a EE.UU., junto a Willem de Kooning, en la Bienal de Venecia de 1954 y fue objeto de numerosas exposiciones, programas de televisión y publicaciones. Es un momento, sin embargo, de primacía del expresionismo abstracto y otras formas de arte no objetivo, por lo que comenzó a perder el favor de la crítica en una época marcada también por la Guerra Fría.
En el catálogo de la muestra, Laura Katzman, su comisaria, destaca, no obstante, su relevancia y vigencia en nuestro días: «Aunque después de la muerte de Shahn su obra podría resultar pertinente para cualquier generación posterior parece haber adquirido una nueva urgencia en el clima político de gran polarización que impera hoy dentro y fuera de su país, en un momento en que la política convencional ha experimentado una transformación radical».
Organizada por el Museo, la exposición reúne cerca de doscientas obras procedentes de cincuenta museos, galerías, archivos y colecciones privadas de su país y de España (entre ellos el Museo Whitney y el MoMa), así como abundante material documental y fotografías originales del Smithsonian Institution’s Archives of American Art y el Harvard Art Museums.
Ben Shahn falleció en Nueva York el 14 de marzo de 1969. A pesar de los desafíos y la adversidad que enfrentó en su vida, su legado artístico perdura como un testimonio de su compromiso con la justicia social y los derechos humanos.
Hoja de sala: Ben Shahn. De la no conformidad
Las no conformidades
En 1957, Ben Shahn escribió On Nonconformity, una de las seis conferencias dictadas en la Universidad de Harvard. En ese texto sostenía que la no conformidad es una condición indispensable no solo para la producción artística, sino para todo cambio social de importancia. Este pensamiento atraviesa la obra de Shahn, quien a lo largo de cuatro décadas trató asuntos como el desempleo, la discriminación, los totalitarismos, el militarismo o la amenaza a la libertad de expresión. Esta retrospectiva repasa todas esas sucesivas «no conformidades» del artista a través de la presentación temática de obras en distintos soportes y abundante documentación. Este conjunto de materiales muestra el compromiso humanista del artista y revela la complejidad, a menudo no suficientemente apreciada, de su visión estética.
En tiempos marcados por la influencia del expresionismo abstracto, Shahn defendió lo figurativo, argumentando, a contracorriente de la doctrina formalista, que «la forma es la propia forma del contenido». Sin embargo, su uso de la figuración fue cambiando: si la historiografía lo define como representante del realismo social de la década de 1930, un poco más adelante él mismo se referirá a su obra como un «realismo personal» aplicado a la observación de la gente y de su entorno cotidiano.
Su pintura a principios de la década de 1930 aborda varios casos judiciales célebres cuya injusticia había sido objeto de fuerte controversia pública, destacando la serie de 1931-1932 dedicada a la ejecución de los inmigrantes anarquistas italianos Nicola Sacco y Bartolomeo Vanzetti. En esa misma época empieza su actividad como fotógrafo, que le llevará, primero, a retratar el Nueva York de la Gran Depresión y, desde 1935, a documentar para la Resettlement Administration-Farm Security Administration (RA-FSA) las condiciones de vida en las zonas rurales. Sus fotografías pasarían a formar parte de un enorme repositorio que sirvió para conformar el imaginario de su pintura. También en esta época recibió otros encargos de la Administración Roosevelt, entre ellos varios murales de los que la exposición da cuenta.
A principios de la década de 1940, Shahn realizó obra gráfica condenando las atrocidades nazis para la Oficina de Información de Guerra y testimonió la devastación de la guerra. Junto a esas obras, marcadas por la destrucción, De la no conformidad también incluye sus pinturas de contenido más críptico. A la par, entre 1944 y 1946, fue empleado por el Congress of Industrial Organizations – Political Action Committee (CIO-PAC), donde produjo un conjunto de carteles para la movilización del voto obrero.
En la década de 1950, muchas de sus obras —con representaciones de máscaras, motivos circenses y escenas de juicio— sirvieron como protesta contra la histeria anticomunista. Entre las distintas temáticas que desarrolló durante esta década y la de 1960 se encuentran las certezas absolutas de la ciencia —a las que contrapuso cierto escepticismo— y sus preocupaciones sobre las consecuencias funestas de la carrera armamentista. Hasta su muerte en 1969 apoyó también las estrategias de desobediencia no violenta del movimiento por los derechos civiles y contra la guerra de Vietnam.
A manera de colofón, la exposición cierra con obras tardías en las viró hacia temáticas de judaísmo, espiritualidad e historia sagrada, siempre atravesadas por una profunda conciencia social.