Activista a favor de la participación juvenil en la política; directora de la organización sin ánimo de lucro Ambulante [1], que promueve el cine documental como instrumento de cambio social; y jurado en festivales como el Hot Docs de Canadá, o el inglés Sheffield DocFest, Elena Fortes es, sin duda, una de las grandes promotoras del cine documental mexicano actual y del género en general. Casa de América organiza en el marco del Festival Documenta Madrid 2013 la muestra El documental mexicano: carta blanca a Elena Fortes, que proyectará cinco documentales seleccionados por ella, de factura mexicana y producidos en 2012.
Desde el martes 7 hasta el sábado 11 de mayo a las 19.30 h., la Sala Iberia de Casa de América ofrecerá cinco producciones que demuestran que México, que en 2012 produjo el doble de documentales que el año anterior, está creando el caldo de cultivo necesario para el desarrollo de este género.
Martes 7 – 19.30 h.
Presentación de la muestra a cargo de Elena Fortes.
Pálabras mágicas (para romper un encantamiento) México-Guatemala / 2012 / 83′
En el lago de Managua están disueltas las cenizas de Sandino. ¿Convertirá el contenido a su contenedor? El lago Xolotlán estará poseído por él, ¿por Sandino? Si esto es cierto entonces este lago es también toda Managua, porque es el desagüe de la ciudad y aquí han llegado los desechos de todos nosotros. En palabras de Moncada, ella es como este lago que –al igual que Nicaragua– no es como un río que fluye y es siempre nuevo, sino que guarda y acumula. Palabras mágicas es la perspectiva emocional de Mercedes Moncada sobre la revolución nicaragüense.
Miércoles 8 – 19.30h.
Canícula México 2012 / 65′
Canícula es una película documental que trata la historia de un grupo de alfareras totonacas y la historia de una escuela de vuelo para niños, estas dos historias se desarrollan en la comunidad de Zapotal Santa Cruz en Veracruz, México.
Jueves 9 – 19.30h.
El velador [2] México-Estados Unidos / 2011 / 72’
El velador acompaña a Martín, un velador de cementerio, quien todas las noches vigila los extravagantes mausoleos de los más conocidos narcotraficantes. En el laberinto del narco-cementerio, este filme sobre la violencia sin violencia nos recuerda cómo, en el momento más sangriento en México desde la Revolución, la vida continúa y en silencio desafía a la muerte.
Viernes 10– 19.30h.
Diario a tres voces [3] México / 2012 / 63’
Diario a tres voces describe las historias de amor de tres mujeres de distintas generaciones: una adolescente, una mujer madura, y una abuela de noventa años. El documental explora los espacios que habitan y las memorias que permanecen a través de las texturas de materiales de archivo y el color inspirado en los melodramas en tecnicolor de los años cuarenta y cincuenta.
Presentación y coloquio después de la proyección con la participación de Otilia Portilla y Elena Fortes.
Sábado 11– 19.30h.
Partes de una familia [4]México-Países Bajos / 2012 / 83′
Gina y Gonzalo viven en una formidable casa ubicada en un vasto terreno junto a la ciudad de México. Muros con alambre de púas mantienen distante al mundo exterior. Es su hijo, el cineasta Diego Gutiérrez, quien nos cuenta su historia. Partes de una familia es el retrato de cómo una relación entre dos personas, tras el pasar de los años, puede ir de un gran amor a una prisión asfixiante. Una historia universal de amor, tan dulce como amarga.
Presentación y coloquio después de la proyección con la participación de Diego Gutiérrez y Elena Fortes.
Elena Fortes presenta el ciclo
[5]Desde 2005, Elena Fortes dirige AMBULANTE A.C. [1], una organización sin ánimo de lucro fundada por los actores Gael García Bernal y Diego Luna, y el productor Pablo Cruz, dedicada a apoyar y difundir el cine documental como una herramienta de transformación cultural y social. Fortes presenta, en el siguiente texto, el ciclo que ha organizado para Casa de América:
«En los últimos años el panorama para el documental en México ha cambiado drásticamente. En 2006 se produjeron ocho documentales, mientras que en 2012, la cifra fue de treinta y cuatro, equivalente al treinta y un por ciento del total de la producción nacional, y al doble de la cantidad de 2011. Esto se debe a una combinación de factores; entre ellos, el surgimiento de iniciativas que han generado más espacios para el documental en México, una nueva generación de cineastas y espectadores que cuenta con mayores oportunidades para ver y producir documentales, y una proliferación de plataformas que no solo han facilitado la producción y distribución del documental, sino que han transformado por completo la relación entre el espectador y el director.
Desafortunadamente, a pesar de que el documental mexicano ha destacado por su presencia en los festivales más importantes del mundo, sigue enfrentando retos de exhibición en su propio país. En la mayoría de los casos, su única salida sigue siendo el circuito cultural, los festivales o la televisión. Es por ello que es un orgullo para mí presentar una selección de documental mexicano en Casa de América, y ofrecer una pequeña muestra de la diversidad formal y narrativa que caracteriza la más reciente producción de México.
El documental y el campo de la no-ficción constituyen, en mi opinión, el terreno más fascinante, irreverente, y fértil del cine. Desde su inicio, el documental ha eludido los códigos y las convenciones que tienden a encerrar a la ficción. Al replantear la forma en que comprendemos y nos acercamos a nuestro entorno, renueva continuamente la materia prima del cine y marca la pauta para su futura evolución. Nos permite seguir de cerca la transformación de la sociedad, adentrarnos en la complejidad de la condición humana y examinar la relación que tenemos con el presente, el pasado y el futuro. Actualmente el documental, y el cine en general, sufren otra transformación a causa de la hibridación y multiplicidad de plataformas interactivas. Estas han generado nuevas formas de articular, de exhibir y de experimentar el cine. Las fronteras que anteriormente delimitaban las subjetividades del cineasta, su sujeto, el espectador y el mundo que habitan, son cada vez más difusas, y han suscitado otras fórmulas de transmisión y recepción. Considero que las propuestas más innovadoras, hoy en día, combinan acertadamente diversas estrategias de ficción y de no-ficción, y plantean un acercamiento distinto al espectador que toma en cuenta sus más recientes exigencias y expectativas. En algunos casos este acercamiento se presenta de manera directa (el espectador como usuario) y en otros indirectamente, a través de un planteamiento formal que crea un espacio más amplio de interpretación. En todos los casos, el espectador pasivo se convierte en espectador activo que participa en la construcción de significado. Este desplazamiento se ve reflejado también en el contexto social actual. Ante el colapso de estructuras y sistemas que parecían ser inquebrantables, el individuo ha recuperado el papel de activista, participando en movimientos colectivos como el de los indignados, el movimiento Occupy, y las llamadas primaveras árabes, que han otorgado significado al colapso socioeconómico. Se podría decir entonces, que el documental en la actualidad ocupa una posición única, como un punto de encuentro singular en el que el espectador/creador y el individuo/activista participan a la vez en la construcción de la Historia y en la construcción de una historia sobre la Historia.
Esta muestra reúne las obras de jóvenes realizadores que han experimentando con diversas fórmulas narrativas y estéticas a lo largo de su trayectoria. Lejos del documental, militante, con una agenda política, que caracterizó la década de los 60 y 70 y que aún perdura en México, su obra se inclina hacia nuevas modalidades auto-reflexivas que crean un margen más amplio de interpretación. En lugar de imponer una visión y una fórmula para entender y digerir las imágenes, establecen, cada una a su manera, un marco formal que alude a otro tiempo y espacio, a una cadencia distinta bajo la cual el espectador puede alcanzar sus propias conclusiones y reflexiones. Privilegian el silencio sobre el diálogo y evocan significado a través del ritmo, la repetición, los rituales, los gestos y acciones. En conjunto también trazan un retrato de un México contemporáneo, en la cual nociones tan extremas y contradictorias como la violencia y la comunión, la tradición y la revolución, la riqueza y la pobreza, conviven de manera cotidiana y en un silencio devastador.
Otilia Portillo, presenta en su tercer largometraje, Diario a tres voces, la experiencia del amor de tres mujeres en tres etapas muy distintas de su vida. Inspirada por el entorno femenino dentro del cual se crió, Portillo subvierte las nociones trilladas y fantasiosas del amor, al contrastar las convenciones cinematográficas del melodrama hollywoodense, con lo ordinario y cotidiano de la experiencia de sus personajes.
Partes de una familia, cuestiona también nuestras nociones míticas y románticas del amor. Diego Gutiérrez nos encierra en el interior de la casa de sus padres, revelando en fragmentos visuales y verbales la desintegración de su relación. Los gestos, aparentemente triviales, adquieren la calidad de puñaladas, construyendo un nuevo marco de interpretación para el deterioro de la relación.
Palabras mágicas de Mercedes Moncada apunta a otro tipo de desencanto. A través de una introspección fílmica, registra el desvanecimiento de los ideales que avivaron la lucha por la liberación en Nicaragua y traza paralelos históricos con material de archivo para generar una reflexión catártica sobre la naturaleza cíclica de la historia.
El velador de Natalia Almada alude también a un tiempo cíclico y a un espacio paralelo en un cementerio de Sinaloa. Ofrece una visión no violenta sobre una violencia que ha permeado todas las estructuras del país, y una condición socioeconómica cada vez más polarizada, que se infieren a través de la vida cotidiana del cementerio, y se asoman a través de fragmentos de noticieros y frases entrecortadas.
Canícula de Jose Álvarez ofrece una visión antropológica, poética, sin comentario, que combina de manera impecable el ritual de los voladores del Tajín, con el arte de la cerámica de la cultura totonaca. Los ritmos y los gestos de los hombres y mujeres totonacas constituyen una sinfonía visual capturada por una compleja cinematografía a cargo del trío Pedro González Rubio, Fernanda Romandía y Sebastián Hoffman.
Estas cinco voces y visiones perdurarán sin duda en los próximos años, como las más representativas de una nueva corriente del documental mexicano. Recuperan nociones de tiempo-espacio a partir de elementos ordinarios para elucidar lo extraordinario. Es un honor poder compartirlas con el público de Madrid y contribuir de esta manera al imaginario colectivo. Espero que también generen en nuestra Casa de América un espacio constructivo y un resguardo temporal del desasosiego global».
Elena Fortes
Precio general de las entradas: 4 euros. Desempleados: 1 euro.