El doctor Marañón reunió una interesante colección de arte, una de cuyas joyas fue el Lazarillo de Tormes (c. 1808-1810) de Francisco de Goya, y, entre otros, publicó el conocido ensayo El Greco y Toledo en 1956. Ese mismo año, su discurso de ingreso en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (Madrid) trató precisamente sobre el pintor cretense.
El mencionado lienzo de Goya fue heredado por su hija Carmen, quien, casada con el político Alejandro Fernández de Araoz, gobernador del Banco de España durante la Segunda República, heredó de su esposo San Francisco en éxtasis (1594-1604) del Greco y La venerable madre Jerónima de la Fuente (1620) de Diego Velázquez, una de las pocas obras del maestro sevillano en manos privadas.
Son estas tres obras maestras las que ahora se muestran en el Museo, acompañadas por el Retrato de Dña. Carmen Marañón pintado por Ignacio Zuloaga en 1931, artista muy vinculado a la familia y que mantuvo una estrecha amistad con el doctor Marañón.
Además de a Carmen, Zuloaga retrató a su esposo y, en tres ocasiones, al doctor, quien visitó asiduamente su casa-museo de Santiago Etxea en Zumaia (Guipúzcoa), en donde se dieron cita algunos de los más grandes intelectuales de la época, como el filósofo José Ortega y Gasset.
– Conferencia El Greco, Velázquez y Goya. Tres obras singulares en una colección familiar. Por José Luis Merino Gorospe, conservador de Arte Antiguo del Museo de Bellas Artes de Bilbao.