Comisariada por Andrés Asturias, esta exposición reúne un total de 105 fotografías en blanco y negro, a través de las cuales se coloca la obra de Zadik en la dimensión que le corresponde a través de una revisión de su legado fotográfico. En la década de los años 50 se dio en Guatemala una generación de artistas que marcó una época, alcanzando una calidad y cantidad de producción que no sería igualada hasta finales del siglo XX.
Zadik estudió fotografía en Nueva York y recorrió tanto Guatemala como el resto del mundo empujado por su curiosidad, utilizando la fotografía como pretexto y la poesía como estilo. Tras participar en numerosas exposiciones y concursos, a mediados de los 60 decidió alejarse voluntariamente de las exhibiciones públicas, aunque siguió fotografiando hasta su muerte y en el año 2008 comienza varias investigaciones que lo posicionan como pionero de la fotografía moderna en toda la región centroamericana.
La fotografía no era para el artista una profesión, sino una forma de vida, la manera de probar su propia existencia. Su intención no era documentalista, sino que la asumió como un medio de expresión con el que construyó su propio lenguaje. El equilibrio de sus imágenes se encuentra en un punto impalpable, resultado de un conocimiento profundo, construido a partir de la práctica y la experimentación de una persecución meticulosa e infinita.