Comisariada por Miguel Ángel Blanco [1], la muestra presenta una selección de pinturas y fotografías de artistas como Karl Bodmer, George Catlin, Henry Lewis, Albert Bierstadt, Edward S. Curtis o Carleton E. Watkins, entre otros, además de esculturas, grabados, trajes, tocados, carteles de cine, cómics, libros y mapas.
«Es un discurso expositivo completamente distinto a lo que solemos hacer. Antes de que se inventaran los museos como los conocemos hoy, el primer tipo de coleccionismo fue el que se llamó ‘gabinetes de curiosidades’. En aquellas primeras colecciones del Renacimiento se mezclaban los objetos del arte y de la naturaleza, con el objetivo de provocar el asombro. Esto es lo que hemos querido recuperar en esta exposición», explica Guillermo Solana.
Así, algunos de los lienzos expuestos forman parte de la propia colección del museo, la única en España con obra de estos pintores, reflejo de la pasión del barón Thyssen-Bornemisza por las narraciones literarias, cinematográficas y artísticas sobre el Oeste. Pero también «vamos a encontrar objetos traídos de museos de Historia Natural, de museos de Antropología…, creando una exposición de nuevo tipo, que rompe con lo habitual», continúa Solana.
Primeros contactos
La ilusión del Far West comienza con Explorar el nuevo mundo, un prólogo dedicado a los exploradores españoles que establecieron los primeros contactos con las tierras y las tribus al oeste del Misisipi, ya desde el siglo XVI. Quedan pocos testimonios artísticos de esta etapa, pero en la exposición se pueden seguir las rutas, los asentamientos, las misiones y los presidios, así como las líneas de contacto y de fricción con las tribus indias, gracias a la cartografía.
La muestra continúa con Pueblos y paisajes inéditos, donde se muestran escenarios como el de Yosemite, Yellowstone y el Gran Cañón. La representación de esta naturaleza desbordante exigió una formulación de un marco conceptual y visual apropiado a la desmesura y a la falta de referencias humanas. Pintores como Thomas Cole, Albert Bierstadt y Thomas Hilla, con un exacerbado lenguaje romántico, crearon obras que tuvieron gran trascendencia; y fotógrafos como Carleton E. Watkins, Timothy O’Sullivan y William Henry Jackson establecieron un modelo de paisaje fotográfico que aún hoy continúa vigente.
Indios en las grandes llanuras recoge las obras de los primeros artistas que se adentraron en el Oeste en los años 30 del siglo XIX. Estos no fueron paisajistas sino retratistas y, con mayor o menor rigor científico, etnógrafos. George Catlin con su extraordinaria Galería India, y Karl Bodmer, con la documentación gráfica de los Viajes en el interior de Norteamérica del antropólogo Maximilian zu Wied-Neuwied, permiten conocer los campamentos indios, la caza del búfalo y los rituales de numerosas tribus, así como fisonomías y atuendos. Estos temas se extendieron en la segunda mitad del siglo con la producción de artistas como Charles M. Russel, Charles Wimar y Frederic Remington, entre otros.
Señales naturales
Efigies y ceremonias reúne una selección de trajes, objetos cotidianos y rituales, armas y adornos de las culturas nativas. En cuanto a Indios y vaqueros, muestra la gran divulgación y el potencial de fascinación que han tenido las leyendas del Lejano Oeste en todo el mundo, gracias a un conjunto de libros, cómics, carteles de cine y películas procedentes del archivo gráfico de la Filmoteca Nacional y de la colección particular del editor Alfredo Lara.
El comisario de la exposición, el artista Miguel Ángel Blanco, cierra la muestra con un conjunto de 13 libros-caja de La Biblioteca del Bosque [1] realizados con materiales procedentes de los territorios del Oeste americano. Como artista de la naturaleza, Blanco se ha interesado desde hace años por el arte y la cultura de las tribus, lo que ha afianzado su «admiración por la capacidad de interpretar las señales naturales y por su atención a las fuerzas sobrenaturales» y ha hecho suyo el ideal de vida indio de «caminar en la belleza, armonizando tierra y cielo, cuerpo y espíritu».
El artista ha realizado, además, una instalación con cráneos de animales simbólicos para los indios y una intervención sonora que evoca el galope de las manadas de búfalos.
Actividades paralelas
Con motivo de la exposición se organizan visitas familiares, visitas guiadas y un espacio infantil, conciertos con la colaboración del 54 Festival de la Porta Ferrada [2], el cine al aire libre en el Espacio Puerto y actividades formativas a educadores, docentes y conferencias.