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El ‘Misántropo’ contemporáneo regresa a Madrid

En 1666, Molière padecía de hipocondría y sufría por el abandono de su esposa. Para canalizar su sufrimiento, el dramaturgo tomó papel y tinta y creó esta pieza dramática en la que expresa a través de su protagonista su desagrado con el género humano y la sociedad del momento. La obra original está escrita en verso y la acción transcurre durante un solo día en un único escenario.

Misántropo. Foto: Eduardo Moreno. [1]

Misántropo. Foto: Eduardo Moreno.

La versión de Miguel del Arco, ganadora en 2014 del Premio Ceres al mejor espectáculo, tiene en su germen la crítica y el humor más ácidos. ¿Qué es la verdad? ¿Pueden convivir la política y la honestidad? ¿Necesitamos de la hipocresía para sobrevivir? ¿Se puede combatir la corrupción humana? Del Arco aborda este texto mítico y escarba, profundiza e investiga para construir una obra con entidad propia.

Los personajes que Molière creó allá por el siglo XVII se expresan en este Misántropo como hombres y mujeres de nuestro convulso y recién estrenado siglo XXI. El callejón de atrás de una sala de fiestas, oscuro, sucio y con el rumor de la música de fondo, es el escenario donde se desarrolla la obra. “Interrogantes, crisis, inseguridades, emoción… Así comenzamos el abordaje de un texto mítico. Escarbar, profundizar, investigar. Hacer el texto nuestro», dice Del Arco.

Integridad

En palabras del director, “Alcestes pone en peligro su integridad por defender la verdad. Porque no se acomoda a la ficción imperante y porque está dispuesto a perderlo todo en defensa de lo que cree. Puede que tenga razón o puede que no. De lo que estoy seguro, desgraciadamente, es de que no conozco muchos hombres como él”. Israel Elejalde vuelve a meterse en la piel de un personaje que, en mitad de una exaltada celebración, no soporta la ‘civilizada’ falta de sinceridad de quienes le rodean.

Inmerso en un caso judicial y enfrentado a la sociedad lucha por defender su integridad frente a la vanidad, el miedo, la ambición y la euforia de su círculo más cercano. “Todo el mundo aporta su granito de arena a la corrupción de este siglo: unos la traición, otros la indiferencia, la injusticia, la tiranía, la avaricia y la crueldad”, explica Elejalde por boca de su personaje, invadido por el derrotismo. Alcestes abandonaría su lugar en este mundo de no ser por su amor a Celimena, quien, paradójicamente, encarna los vicios que más detesta.

La defensa de los ideales, la frescura y el dinamismo del texto, la revitalización de los clásicos desde un prisma contemporáneo y ácido, el respeto al original sin renunciar a nuestro presente, la conjugación de comedia y tragedia, la apasionada interpretación de los actores y la complicidad e interacción con el público son algunas de las señas de identidad de este montaje.