Como un hada colada en las bambalinas de los desfiles más codiciados de París, Douet narra durante 12 años los detalles, las sutilezas, los soplidos que pueden sentirse en ese aire impenetrable de lujo, calma y voluptuosidad.
Douet vive entre modelos y caminos. Por una parte colabora con grandes casas de moda y numerosas revistas. Por la otra plasma la realidad onírica de las giras con músicos, los viajes y… los toros. Nacida en Normandia, Douet vive en Madrid.
Locura disciplinada
«Empecé a fotografiar el backstage de la Haute Couture en París allá por el principio del milenio, antes de internet y de la obsesión por la comunicación, cuando todavía era un lugar de paz y de concentración. Solo éramos cinco fotógrafos, siempre los mismos, bailando como mariposas alrededor de las modelos vestidas de utopía, intentando ser lo más invisibles que podíamos», relata Douet.
«El silencio previo al desfile, la lentitud de los movimientos, y de repente ese grito “line up!” (en fila). Allí empiezan las cosas serias: las modelos en fila, el último retoque, las salidas, y las carreras para cambiarse de ropa. Pero todo sin estridencias, sino con la calma que permite la extrema preparación», continúa.
«La Haute Couture es el lugar de la locura disciplinada. Cientos de horas de trabajo para convertir un boceto en un sueño real, a golpe de miles de plisados, de lentejuelas, de apliques y otras tantas puntadas dadas estrictamente a mano, para crear un vestido que se puede poner solo una vez. La fotografía de moda en esas condiciones tiene que ser una fantasía, también fruto de una disciplina impuesta por la estrechez del lugar. Hay que contar una historia. De moda, pero una historia. Que cada imagen agrande la visión del diseñador y transmita la mirada del fotógrafo. La pasión que se junta en ese momento es irrepetible. Disfruten.»