El Museo del Prado lleva al Greco a Pontevedra

Gracias a esta iniciativa, durante un mes algunas pinturas de especial relevancia de la colección de la pinacoteca nacional dejan su espacio habitual para verse en diferentes museos de España, uno por cada comunidad y ciudad autónoma (excepto Madrid).

Es el caso de este Retrato de médico, que se cita en el inventario de 1686 del Alcázar de Madrid (lugar en el que permaneció hasta el incendio de 1734, cuando se trasladó al Palacio del Buen Retiro de Madrid), y representa a un hombre anciano de cabellos cortos y canos, barba puntiaguda y largos bigotes, vestido de seda negra de reflejos verdosos, con puños y gorguera de hilo blanco.

Este retrato es uno de los pocos ejemplares que procede estrictamente de las colecciones reales, donde aparece identificado como un médico, condición de la que daría fe el anillo que luce en el dedo pulgar de la mano izquierda, entonces un distintivo de los galenos. Se acompaña además de un voluminoso libro, que descansa abierto sobre una mesa o atril cercano, y en el que apoya su mano izquierda. La derecha, situada en el mismo eje de su cabeza, se adelanta hacia el espectador en un gesto de disertación que se refuerza por la expresión directa del personaje. Es probable que esa disertación se relacione con el contenido del libro que acompaña al caballero.

Podría tratarse de Luis Mercado, catedrático, tratadista y Médico de la Real Cámara, o de Rodrigo de la Fuente, el médico más famoso de Toledo, que según relató Cervantes en La ilustre fregona era caballero con conexiones familiares en la corte y vecino, además, del Greco.

Sea quien sea el hombre retratado, la hondura e intensidad con que aparece representado ha sido vista por los estudiosos como prototípico ejemplar del médico humanista. La obra enlaza con las efigies de intelectuales realizadas en Venecia en el siglo XVI: figuras de medio cuerpo y donde la mano derecha realiza un gesto de explicación. La obra está firmada en el fondo a la derecha, cercana al libro.