La Fundación Francisco Godia de Barcelona acoge El Museo del Prado visto por los artistas españoles contemporáneos, una exposición organizada por la Fundación Amigos del Museo del Prado que reúne 50 obras de 24 artistas de diferentes generaciones, estilos y técnicas que han entablado un íntimo diálogo con el arte atesorado en el Prado.
Comisariado por Francisco Calvo Serraller, este proyecto expositivo tiene su origen en dos exposiciones organizadas por la Fundación Amigos que estuvieron abiertas al público en la pinacoteca madrileña en 1991 y 2007 y que ahora se fusionan, presentándose como un todo, demostrando la inexistencia de fronteras entre el ayer y el hoy y como los buenos artistas no solo aman y buscan las mismas cosas sino que, además, se entienden entre sí porque utilizan un mismo lenguaje.
Entre los artistas que participan en esta muestra, patrocinada por Japan Tobacco International (JTI), están Andreu Alfaro, Eduardo Arroyo, Isabel Baquedano, Miquel Barceló, Carmen Calvo, Naia del Castillo, Eduardo Chillida, Cristina García Rodero, Ramón Gaya, Luis Gordillo, Cristina Iglesias, Carmen Laffón, Eva Lootz, Blanca Muñoz, Ouka Leele, Guillermo Pérez Villalta, Isabel Quintanilla, Albert Ràfols-Casamada, Manuel Rivera, Gerardo Rueda, Antonio Saura, Soledad Sevilla, Susana Solano y Gustavo Torner.
Artistas de diferentes generaciones, estilos y técnicas que se enfrentan con diferente bagaje al fruto del trabajo de quienes son sus antecesores, pero también sus iguales, sus compañeros a lo largo de los siglos en el viaje del arte.
Esta muestra celebra el X aniversario de los ciclos de conferencias del Museo del Prado en la Fundación Godia.
Oír cómo hablan los artistas entre sí
En el enfrentamiento entre el arte tradicional y el arte contemporáneo, la ansiedad puesta en la pugna por ambas facciones contendientes ha extremado las diferencias hasta dar la impresión de que la afirmación de una de las dos concepciones artísticas implicaba la negación de la otra. En cualquier caso, desbrozados los puntos débiles de ambas, poseemos ya la suficiente perspectiva histórica para comprender que es posible y necesario llevar a la luz el diálogo, que siempre, a través de todas las épocas y estilos, mantiene el arte sucesivamente considerado como actual con el arte del pasado histórico.
Este diálogo tiene como lugares privilegiados para llevarse a cabo los museos, creados con la intención de conservar lo que es capaz de sobrevivir de los gustos y los valores de varias generaciones. Así, pues, los grandes museos atesoran nuestros rasgos inmortales, pero solo cumplen con su destino cuando las obras en ellos conservadas son objeto de un renovado diálogo por parte de los espectadores de cada nueva generación.
En el museo cabemos todos, todos estamos igualmente invitados, pero es la casa de los artistas. Es a ellos a quienes hablamos y son ellos los que pacientemente nos escuchan. Algunos de los parlamentos que les dirigimos, y que solo ellos son capaces de entender, podrán seguramente merecer el calificativo de sublimes. Mas, ¿por qué no escuchar sus respuestas? ¿Por qué no guardar unos minutos de silencio para oír cómo hablan los artistas entre sí?
La muestra El Museo del Prado visto por los artistas españoles contemporáneos pretende, –por medio de la contemplación de las obras que, en íntimo diálogo con el arte del pasado atesorado en el Museo del Prado, han realizado 24 artistas de nuestro tiempo-, convertirnos, en última instancia, en fascinados oyentes de esta excepcional conversación entre artistas, que no es simplemente una conversación entre artistas vivos y artistas muertos, sino una conversación sobre lo vivo en el arte, se haga hoy o se hiciera ayer. Ayer y hoy, si efectivamente el arte es eterno, es una cuestión sin importancia. Lo que sí la tiene y fundamental es comprobar cómo los buenos artistas no solo aman y buscan las mismas cosas, sino consecuentemente cómo hablan y se entienden entre sí porque usan un mismo lenguaje.