Durante las dos primeras décadas del siglo XX, Vilatobà se impuso como fotógrafo artista tanto desde el punto de vista estético como técnico. Centró su producción en torno a tres temas: figura, paisaje y composición –con escenas de corte romántico y simbolista–, y se dedicó, además, al retrato, fotografiando a músicos, artistas e intelectuales de la época. Trabajó sobre todo la técnica del revelado al carbón –a menudo con ampliaciones de gran formato– por la que fue muy apreciado.
La muestra, que produce el Museo junto a la Galería A34 de Barcelona, muestra treinta obras representativas de su trayectoria, realizadas durante la primera década del siglo XX. «Vilatobà, que había comenzado su carrera como pintor, se ve como un fotógrafo artista, no retratista o documentalista», recuerda Josep Casamartina, comisario de esta exposición. «Entre 1903 y 1910 desarrolla un repertorio iconográfico muy personal que ya no abandonará y con el que, sin embargo, realizará una gran variedad de imágenes. Valiéndose de la luz, el encuadre, la elección de modelos, las posturas, la expresión, el enfoque y el fondo consiguió, sin manipulaciones, el efecto buscado».
Vilatobà desertó de la Guerra de Marruecos y estuvo varios años en Francia y Alemania, donde daría sus primeros pasos en el mundo de la fotografía. A su regreso a Sabadell, en 1903, abrió un estudio y pronto alcanzó fama y reconocimiento en todo el país. Obtuvo, entre otros galardones, la Medalla de Oro en el concurso de La Ilustració Catalana en 1903 y la Medalla de Honor en la Exposición Nacional Fotográfica de Madrid en 1905. En 1919, el Círculo de Bellas Artes de Madrid le dedicó una gran exposición. En 1931 decidió dejar la fotografía y dedicarse a la docencia en la Escuela Industrial de Sabadell.