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El poético encuadre de Cualladó

La exposición, destaca su comisario, Antonio Tabernero, «propone un recorrido por la obra de un fotógrafo que siempre se consideró amateur, y cuya producción es una de las más singulares de la fotografía, no solamente por su dimensión poética y por su extraordinaria libertad de expresión, sino también por la natural sencillez con la que abordó su interpretación del mundo».

La contemplación de la obra de Cualladó hace patente la dificultad para expresar con la palabra las imágenes que aparecen en el escenario de la visión. «Nos asusta enfrentarnos al vacío de las imágenes porque nos lleva a un lugar de nosotros mismos que desconocemos. Él se las arregla para hacernos ver en lo que muestra una cosa que no se ve», añade el comisario.

Esa capacidad de captar lo invisible y enseñarnos lo que los demás no somos capaces de ver es resaltada también por Gabriel, hijo del artista, que muestra su satisfacción por esta gran exposición, pues «nuestro objetivo fundamental es que su obra no pase al olvido». Para el consejero de Cultura de la Comunidad de Madrid, Jaime de los Santos, «Cualladó demuestra cómo la fotografía sencilla y directa puede conformar un discurso estético lleno de delicadeza, configurando una aportación esencial a la historia de la fotografía en España”.

Universo propio

De formación autodidacta, la obra de Cualladó destaca por configurar un estilo de mirada realista, componiendo un universo poético propio y transmitiendo el intenso latido vital de una época. El apogeo de su labor se produjo en las décadas de los 50 a los 70, unos años que se reflejan en la exposición a partir de sus series fotográficas realizadas principalmente en Madrid, París y Asturias.

En estas imágenes, Cualladó no busca temas ni personas relevantes sino que, ofreciendo su mirada más humanista, retrata escenas sencillas, desprovistas de artificios, para captar los instantes de su vida cotidiana.

Así, por estas fotografías transitan familiares, amigos y personajes anónimos que conforman un mosaico cercano e intimista. El Rastro de Madrid fue uno de sus escenarios fotográficos predilectos, reflejando la vida de este escenario y los personajes que lo habitaban a través de un uso intensivo de la sombra, del negro que, en el caso de Cualladó, siempre es un espacio de vida.

La carrera de Cualladó continuó siendo fecunda hasta poco antes de su fallecimiento en 2003, como demuestra el proyecto fotográfico Puntos de vista para el Museo Thyssen-Bornemisza, del que esta exposición incluye una amplia selección. En esta serie cambia radicalmente su modo de mirar, puesto que el tema principal es el público del museo. Así, el fotógrafo mira a gente que, a su vez, mira y que incluso es mirada por el pintor de las obras, en un juego caleidoscópico revelador.

Hasta el final

Estos últimos años de la actividad fotográfica también están reflejados en la muestra a través de una pequeña serie realizada con polaroid. Como apunta Tabernero, «investigó tímidamente el color, sirviéndose de esta cámara que ofrecía colores muy especiales y que otorgaba a la imagen un ambiente poético».

Algunas de estas imágenes se incluyeron en el librito que Cualladó dedicó a su gran amigo Paco Gómez, otro artista esencial al que la Sala Canal de Isabel II dedicó en 2017 una histórica muestra, afianzando así el interés de este espacio por la recuperación de los nombres fundamentales de la fotografía en España.

La muestra cuenta con préstamos de importantes colecciones, como el Museo Reina Sofía, el Museo Thyssen-Bornemisza o el IVAM, así como de la colección de la familia Cualladó, a quien en el curso de la inauguración el consejero de Cultura de la Comunidad de Madrid, Jaime de los Santos, agradeció de manera especial su participación.

La muestra se acompaña de un catálogo de las obras con textos de Antonio Tabernero, de la especialista Marie-Geneviéve Alquier, del fotógrafo Carlos Cánovas y de la filósofa Nelly Schnaith. Además, de manera paralela se ha proyectado un programa cultural con diferentes actividades, como visitas guiadas, talleres intergeneracionales, encuentros con especialistas y derivas fotográficas.