La exposición Italian Masterpieces from Spain’s Royal Court, Museo del Prado ofrece al público australiano, durante más de tres meses, una oportunidad sin precedentes de disfrutar de una selección de más de un centenar de pinturas y dibujos italianos, la mayoría de los cuáles no ha salido antes de España.
Articulada en siete secciones, la muestra -organizada por la pinacoteca madrileña- traza un recorrido cronológico que abarca desde el siglo XVI al XVIII para mostrar el desarrollo estilístico del arte italiano a través de autores como Rafael, con obras de la calidad de La Virgen de la Rosa, Tiziano con Felipe II, Annibale Carracci con La Asunción de la Virgen, Luca Giordano con Cristo con la Cruz a cuestas o Tiépolo con La Inmaculada Concepción, entre otras muchas.
Además, esta exposición explora ámbitos diversos y complementarios de la colección del Prado como el coleccionismo de los reyes en España, cuando el emperador Carlos V y sus cortesanos comenzaron una tradición en la adquisición de la pintura italiana, y las colecciones históricas a través del proyecto de decoración de los interiores del Palacio del Buen Retiro, en el que trabajaron grandes pintores italianos como Luca Giordano.
En 2012, la Queensland Art Gallery [1] de Brisbane (Australia), el museo más visitado del país, acogió con enorme éxito la exposición Retrato de España. Obras maestras del Prado [2]. Aquella fue la primera muestra que el Prado celebraba en Australia como parte de su programa ‘Prado Internacional’, en el que también se inscriben las exposiciones celebradas en años anteriores en Japón, China o Rusia.
Pintura italiana en el Prado [3]
Después de la escuela española, en el Prado se sitúa por calidad y cantidad la italiana, con más de mil cuadros, muchos de ellos procedentes de la Colección Real. De la pintura de los siglos XIV y XV, menos valorada hasta el siglo XIX, hubo muy pocas obras en la Colección Real. Precisamente por ello también está mucho menos representada en el Museo, aunque cuenta con algunas obras maestras del siglo XV de Fra Angelico [4], Mantegna [5], Antonello de Messina [6] y Botticelli [7], que ingresaron en el Prado de forma diversa.
La pintura del siglo XVI conforma un conjunto más coherente y completo, que en su mayoría proviene de la Colección Real. De todas las escuelas la mejor representada es la veneciana. Las obras realizadas para Carlos V y Felipe II convirtieron a Tiziano [8] en el artista distintivo de los Habsburgo. Sólo de él se conservan más de cuarenta cuadros en el Prado. Y también se guardan piezas excepcionales de Veronés [9], Tintoretto [10]o los Bassano [11]. El extraordinario grupo de obras de Rafael [12] adquiridas por Felipe IV inició el nuevo gusto por el pintor de Urbino, que con los Borbones desplazó a Tiziano como pintor emblemático. También están representados en el Prado otros grandes maestros como Correggio [13] y Parmigianino [14] de la escuela de Parma, Sebastiano del Piombo [15] de la de Roma o Andrea del Sarto [16] de la de Florencia.
El conjunto de pinturas del siglo XVII y XVIII italiano es también uno de los más extensos del Museo del Prado, y de nuevo las colecciones reales tienen el mayor protagonismo. Muchas pinturas llegaron gracias a la gestión de los embajadores y virreyes españoles en Roma y Nápoles para decorar el Palacio del Buen Retiro, construido en el siglo XVII. Otro grupo importante se debe a la presencia en España de artistas italianos como Luca Giordano [17], Corrado Giaquinto [18] o Giambattista Tiepolo [18].