El juez (Los niños perdidos) es una obra del compositor austriaco Christian Kolonovits con libreto de Angelika Messner que trata los robos de bebés producidos en España durante los años 50 y que están siendo investigados en la actualidad. Estamos, así, ante una ópera comprometida, de gran intensidad dramática, que transportará al público a distintos estados emocionales. La dirección escénica es de Emilio Sagi y la escenografía de Daniel Bianco. La dirección musical corre a cargo de David Giménez.
La expectación generada es enorme y el Teatro Arriaga ha confirmado ya la presencia de público llegado de Austria, Francia, República Checa, Italia, Inglaterra, Irlanda, Suiza, Dinamarca, Croacia, Bélgica, China, Japón, Australia, Canadá, Estados Unidos, Colombia, México y Argentina, sin contar el que acudirá desde numerosos puntos de la geografía española.
Con un toque pop
Kolonovits, famoso entre otras cosas por su faceta como director del disco de los Scorpions, Momont of Glory, junto a la Filarmónica de Berlín, cree que la música que ha creado para El Juez, por un lado, podría clasificarse dentro de la ópera tradicional, pero por otro, «rítmicamente tiene una apariencia muy contemporánea, atemporal y más cercana a la gente. He querido poner el foco de la ópera precisamente en la gente, en la calle», apunta. «Es música tonal, eso sí, no atonal».
Sin duda, escribir una ópera de este tipo ha supuesto un gran reto. «Si Josep Carreras te pide que escribas música para él desde luego lo mejor que puedes pensar es que es un reto. Cuando alguien le pide a un compositor que escriba una ópera siempre es un gran desafío a desarrollar, pero más aún si supone escribir música englobada en este periodo español. Todo lo que sucede en la obra no es en realidad sobre una dictadura concreta, porque podría ser sobre cualquiera, y no sólo habla de una temática española, sino de una universal. Habla sobre los niños perdidos», afirma el compositor.
Emilio Sagi y su equipo han concebido una puesta en escena muy oscura porque «es un tema muy fuerte y muy triste». «Buscamos hacer, de una forma abstracta y austera, un espectáculo lo más brillante posible. Daniel Bianco, el escenógrafo, pensó en hacer una escenografía que fuera un gran confesionario y a partir de esa idea giran el resto de escenas. Dentro se dan actuaciones muy fuertes y muy profundas», señala Sagi.
Para él, en el libreto están muy bien caracterizados los personajes. «Todos tienen un trasfondo real y ninguno es realmente malo. Bueno, sólo hay un personaje totalmente oscuro, un presidente de una asociación de extrema derecha, pero todos tienen su parte humana. Destacaría en especial el final de la ópera: la única solución es el diálogo, el perdón y el intento de buscar la fraternidad entre la gente».
Un momento especial
El reparto de intérpretes, encabezado por Josep Carreras, es de primer nivel.
«Josep Carreras es un hombre con mucho criterio y con mucha humanidad. Nunca hace ruido pero sabe muy bien lo que quiere. Todo el Teatro Arriaga ha trabajado en la misma dirección y con mucho respeto. Carreras es un hombre con mucha experiencia. Sabe lo que puede hacer, lo que debe cambiar o lo que es bueno para la partitura o para el drama. Le he escuchado con mucha atención», dice Kolonovits.
«Para él es un gran reto volver a cantar ópera en un escenario. Creo que la vocación, lo que te llama, la emoción de estar sobre las tablas representando un papel es una cosa que cualquier cantante, cualquier actor no puede olvidar y por eso siempre quiere volver», afirma Sagi. «Creo que la vuelta de Josep Carreras a un escenario haciendo un personaje es un momento importantísimo y tenemos la suerte de tenerlo en el Arriaga».
El juez (Los niños perdidos) ofrece la oportunidad de ver también a José Luis Sola, Sabina Puértolas, Carlo Colombara, Ana Ibarra, María José Suárez, Itziar de Unda, Manel Esteve, Alberto Núñez, Giorgi Meladze, José Manuel Díaz, Mikel Zabala y Milagros Martín.