Así, explora el tránsito intelectual que hace Picasso del sur al norte, sirviéndose del patrimonio simbólico de su tierra para regresar de algún modo al origen, queriendo centrar la atención en la profunda huella que la cultura mediterránea ibérica tuvo en su obra. Para ello ofrece el diálogo entre una selección de obras de sus diferentes periodos creativos con ejemplos escogidos del rico patrimonio histórico-artístico español, del que fue un gran conocedor. Desde el arte íbero pasando por la antigüedad clásica o el barroco, y finaliza cuando el artista se convierte en una figura guía para sus coetáneos, protagonizando un episodio esencial en la modernidad artística española.
El sur de Picasso. Referencias andaluzas tiene entre sus objetivos subrayar cómo el carácter visual de la obra de Picasso está marcado por rasgos y cualidades como la austeridad o el descreimiento afines a la memoria colectiva española, palpables en su patrimonio artístico y presentes en las expresiones afectivas de las gentes que durante muchos siglos han ido construyendo artísticamente una identidad cultural.
Adictivo, cíclico y fiel
Para su comisario, José Lebrero Stals, Picasso es “adictivo, cíclico y fiel a una memoria iconográfica que hace suya integrándola en un acto reivindicativo de alteridad. Picasso convierte la historia del arte en una particular otra historia”, y sostiene que en esta exposición “se articula un juego de dobles correspondencias entre una selección ejemplar de obras hechas durante un arco de siete décadas por Picasso, mirando de un modo u otro a la historia de dos milenios y medio del patrimonio histórico español”.
Para ello, la muestra reúne un total de 204 piezas entre las que se muestran pinturas, esculturas, dibujos y obra gráfica de Pablo Picasso junto a un grupo relevante de vestigios arqueológicos de las culturas íbera y fenicia y de época greco-romana, así como pinturas, grabados y esculturas polícromas de reconocidos maestros de nuestra historia del arte: Juan Sánchez Cotán, Juan van der Hamen, Francisco de Zurbarán, Diego Rodríguez de Silva y Velázquez, Alonso Cano, Antonio de Pereda, Bartolomé E. Murillo, Pedro de Camprobín, Juan de Zurbarán, Pedro de Mena, Luis E. Meléndez y Francisco de Goya.
Roles invertidos
Al final de este recorrido histórico, la muestra invierte los roles y muestra a un Picasso con autoridad para, a su vez, influir en el nuevo arte español. La guitarra es el hilo conductor de las obras presentes de sus contemporáneos María Blanchard, Juan Gris, Moreno Villa, Manuel Ángeles Ortiz e Ismael González de la Serna, en las que ese instrumento musical es el motivo iconográfico. Precisamente la muestra se cierra con música, la de Manuel de Falla y Le tricorne, ballet ambientado en España que el compositor estrenó en Londres en 1919 con la colaboración de Picasso, quien diseñó la decoración y el vestuario, cuyos bocetos están también presentes en esta exposición.
Esta exposición está enmarcada en el proyecto internacional Picasso-Méditerranée, liderado por el Musée national Picasso-Paris, con el auspicio de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, la Fundación Almine y Bernard Ruiz-Picasso para el Arte y patrocinada por la Fundación Unicaja.
La llamada del sur
La contribución e influencia de Picasso en la historia del arte occidental del siglo XX es indiscutible. Todo comenzó en Málaga, donde nació a finales del siglo XIX, iniciando con precocidad una prolongada carrera artística de ocho décadas que también finalizó junto al mar Mediterráneo, en la costa azul francesa, con similar exuberancia creativa.
Varias son las premisas que esta exposición plantea para defender la idea de que Picasso nunca dejó de interesarse por los orígenes y tradiciones de la pintura, del mismo modo que su condición migrante lo mantuvo emocionalmente afianzado a su país, sin despojarse de la lealtad a su filiación cultural: Málaga, Andalucía y España forman parte de su ser meridional, no solo artístico. Así, la influencia del Mediterráneo, la mirada mágica, el retrato en la historia, lo clásico, la representación de la vida y la muerte en el Barroco, las dolorosas, los arquetipos y los rituales son algunos de los argumentos que permiten una aproximación a temas que forman parte de la iconografía del artista malagueño como son la tauromaquia, el bodegón, la vanitas, la maternidad, los ritos o su filiación pictórica con los maestros barrocos españoles, permitiendo desvelar diversos aspectos su notable identificación y novedosa interpretación del legado artístico español.
La llamada del sur también queda reflejada en los textos poéticos de Picasso, una escritura libre y espontánea en la que trabajó durante dos décadas a partir de 1935, con abundantes referencias a ese sur, y que también forman parte de la muestra mediante una cuidada selección que de una manera relevante dan fe de la identidad española de Pablo Picasso. Finalmente, destaca la oportunidad de poder escuchar la voz de Picasso en esta exposición, gracias a las grabaciones de dos entrevistas que un periodista español le realizó para Radio Paris en Vallauris con motivo de su 80 cumpleaños.