La retrospectiva dedicada a Escher llega a Madrid tras haber tenido una gran acogida entre el público internacional, con más de 700.000 visitantes hasta el momento. La muestra reúne 200 obras de este visionario holandés cuyas creaciones han marcado las mentes de los científicos y el imaginario de los diseñadores, además de haber ejercido una fuerte influencia en el mundo del arte.
Comisariada por Federico Giudiceandrea, coleccionista italiano y experto en la figura de Escher, y por Mark Weldhuysen, CEO de la M.C. Escher Company, la exposición incluye algunas de las obras maestras de este genio del surrealismo, como Mano con esfera reflectante, Relatividad (o Casa de Escaleras) y Belvedere. Esta selección de piezas permiten al visitante profundizar en la trayectoria de este artista del grabado, intelectual y matemático.
Junto con los grabados, la exposición muestra experimentos científicos, áreas de juego y recursos educativos que contribuyen a que visitantes de todas las edades comprendan sus perspectivas imposibles, sus imágenes desconcertantes y los universos aparentemente irreconciliables que se unen en él para formar una única dimensión artística.
Como explica Giudiceandrea, la exposición está dividida en siete ámbitos.Comienza con Primer período, en el que se profundiza en la relación de Escher con el Art Nouveau, estilo en el que se introdujo gracias a su maestro Samuel Jessurum de Mesquita. El modernismo le despertó un interés marcado por la teselación o la división regular del plano. También se estudia la estrecha relación del artista con Italia. En Teselaciones se recoge uno de los momentos más determinantes de la evolución de su creatividad artística. En 1936 se produce su segunda visita a la Alhambra de Granada y a Córdoba, que lo indujeron a estudiar meticulosamente las soluciones decorativas de la arquitectura islámica.
El visitante se remontará a 1921 en el tercer ámbito, Estructura del espacio, cuando el artista realizó el primer autorretrato en espejos curvos. A la esfera se suma la alternancia entre figuras planas y figuras sólidas dentro de una representación teselar del espacio donde no hay lugar para el vacío.
En Metamorfosis se muestra cómo para Escher la división regular del plano era un instrumento para crear situaciones donde se entrecruzan elementos primitivos en contraste, formando un ciclo metamórfico, mientras que en otros casos son elementos geométricos abstractos los que se transforman en formas concretas y delimitadas con gran precisión.
En quinto lugar, Paradojas geométricas llama la atención sobre los aspectos científicos del artista. La línea que lo separa de los matemáticos es sutil, pero determinante. El holandés fue el único capaz de plasmar en imágenes las fantasías de los segundos, haciendo que se fijaran en él los científicos. El penúltimo ámbito, Obras por encargo, se detiene en la actividad cotidiana del artista, más centrada en cumplir las exigencias del cliente que a su investigación personal.
Finalmente, la exposición concluye con Exchermanía, un ámbito que recoge el arte posterior que ha tenido al artista como inspirador. Sus obras se han convertido en cajas de regalo, sellos y felicitaciones, se han introducido en el mundo del cómic, en las carátulas de los discos de grupos como Pink Floyd, y sus estructuras imposibles se han usado en referencias a situaciones paradójicas, y para dejar estupefacto al espectador mediante arquitecturas que de hecho son irrealizables.