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Enrique Marty reinterpreta la Colección Lázaro

Marty ha admirado desde pequeño la Colección Lázaro Galdiano, por eso cuando comenzó a hablar con Rafael Doctor sobre reinterpretar las obras que la componen no lo dudó. Aquí comenzó un largo proceso de documentación y estudio que ha durado un año y que ha concluido con la realización de 123 obras, identificadas por la ausencia de cartelas, que se articulan en cinco ejes formales.

El primero de ellos se encuentra en la calle y está compuesto por 16 grandes lienzos que están colocados a modo de mural en la pared exterior del museo. En estas obras, Marty ha representado su particular visión de la vida de Lázaro Galdiano a través de interacciones con los personajes más importantes de los cuadros de su colección y con el espacio del museo, que fue su propia casa hasta su muerte. Como él mismo asegura, ha querido «crear otras escenas, otras historias, basándome en historias que aparecen dentro del museo».

El artista ha cambiado el estilo en cada mural según el cuadro que haya utilizado como inspiración, y ha realizado tanto recreaciones como retratos familiares con personajes de diferentes épocas que nunca se conocieron. «Me sorprendió mucho que Lázaro Galdiano comprara tantos retratos de gente que no conocía, porque el retrato es algo muy personal, y sin embargo de su propia familia o de él no hay casi ninguno», afirma Marty. De esta manera, «el museo se amplía con una nueva sala que sale a la calle», asegura Rafael Doctor.

Dentro del museo

La exposición no sólo está en el exterior sino que también transcurre en el interior, donde las nuevas obras interactúan con las del museo. El visitante debe ver la muestra como «un juego o gincana», asegura Doctor, en el que tiene que ir buscando las piezas del artista salmantino entre las de la exposición permanente. Así, el segundo eje reúne ocho cuadros del artista disimulados, como es el caso de El Aquelarre de Lázaro Galdiano, que sustituye a la famosa pintura de Goya durante el tiempo que permanecerá en préstamo.

Las esculturas se agrupan en el tercer eje. Son seis y están dispuestas en diferentes salas; tres de ellas inspiradas en Étant donnés de Duchamp y en buena parte de la iconografía de naturaleza del museo. Entre las restantes están una versión del Zeus/Poseidón del Museo de Atenas, que el artista convierte en una alegoría de la decadencia de la Europa actual; Creciendo en cuatro estados, que representa el crecimiento del propio artista, y El Heliogábalo en diálogo con el cuadro de los disciplinantes de Goya.

Fernando VII y el cerdo

El cuarto eje recoge 56 acuarelas en las que Marty hace su versión particular de algunas de las obras esenciales del museo, como el retrato de Fernando VII, al que el artista le pone cabeza de cerdo, «es mi visión personal sobre estas obras. Fernando VII es un rey al que le tengo especial antipatía, pero no he querido insultar a los cerdos», comenta el artista. Se encuentran expuestas tanto en la planta baja, en un muro de tres filas, como en las escalera.

Finalmente, los objetos y otros ídolos se recogen en el quinto eje. Son 37 esculturas que aparecen camufladas entre la amplia colección de joyas, objetos y esculturas que el museo muestra en sus numerosas vitrinas, todas ellas inspiradas y creadas a través de la relectura de estas.

Catálogo

La exposición se completa con un catálogo que constituye el tercer espacio de reinterpretación del universo Lázaro Galdiano por parte de Enrique Marty. Es una obra compleja, llena de intuiciones y propuestas renovadoras desde el respeto a la historia y a sus protagonistas. Como cuaderno de impresiones y dibujos, constituye un instrumento documental al servicio de la reinterpretación de la Colección, que refleja y amplía el trabajo de Marty.

A mismo tiempo es una obra en sí misma que consigue un diálogo único entre presente y pasado, al mismo tiempo que traspasa los convencionalismos presentes en los artistas que revisan la historia.