A través de una serie de esculturas realizadas principalmente a base de terracota y yeso, pero también con materiales como el hierro o el latón, Bonacci se acerca a conceptos íntimamente relacionados con aquellos seres mitológicos, como la belleza ideal, el deseo físico, el poder sexual o la bondad. Da así lugar a imágenes y formas que surgen de modelar la arcilla y trabajar con materiales y métodos tradicionales siempre con sus propias manos.
Una cuestión, la de modelar manualmente, que no es meramente técnica o formal, sino que coloca al artista en esa tensión entre la belleza ideal y el deseo que la acompaña; temas fundamentales también en el arte y que han asumido diferentes formas en cada época. Eros es, de hecho, quien desea, quien tiende su arco hacia lo bello y lo bueno.
En esta muestra, las obras redescubren el mito y lo reformulan recreándolo en formas inquietantes y misteriosas fruto de un tiempo que nos coloca hoy frente a un muro aparentemente infranqueable. Al pie de ese muro, el arte, impulsado por el deseo, vuela armado con un arco y flechas, como un Eros alado, buscando el bien y la belleza.
La propuesta de Bonacci, en línea con su trayectoria, cuestiona ideas, emociones, mitos, arquetipos, el azar, la naturaleza, el hombre o la razón; y deja, además, constancia de sus influencias, entre las que destacan nombres como los de Allan Kaprow, pionero y gran maestro del happening; Alberto Burri, de quien descubre los grandes valores del arte contemporáneo, y Remo Salvadori, artista toscano de quien toma como referencia la idea del continuo infinito presente.
Sobre Stefano Bonacci
«Siempre he tratado de crear obras de arte con un fuerte impacto visual, que puedan estimular a los observadores a reflexionar sobre la calidad visual y llevarlos a meditar profundamente sobre la forma observada».
Stefano Bonnacci [1] comenzó su formación en el Academia de Bellas Artes de Perugia y continuó sus estudios en diferentes escuelas y centros de arte de Italia y Reino Unido. En 2014 consiguió la beca de la Fundación Pollock-Krasner. Sus obras se mueven en diferentes disciplinas, entre las que destacan la pintura, la escultura y la instalación.