Goldsworthy experimenta con las inclemencias del tiempo, la soledad, la espera, la resistencia personal, los infinitos caminos de la belleza… Todos son conceptos elementales que comparten protagonismo con la naturaleza en sus trabajos performativos más recientes. Caminar sobre nieve y barro, andar como un equilibrista más de cien metros sobre una cerca de alambre de púas, resistir colgado e inmóvil sobre un árbol media hora, tumbarse inmutable en el lecho de un torrente de barro rojo mientras cae la lluvia, o escupir amapolas como si fueran sangre, son acciones que forman parte de su proceso creativo.

La fotografía es parte imprescindible de la obra del artista, vinculada especialmente a su obra efímera. Se trata de un trabajo documental, sistemático y exigente de ejecución, selección, montaje, cadencia, visionado y conciencia por parte de Goldsworthy. La obra se hace siempre sin público y dura apenas un instante. De ese instante solo permanece una única fotografía, no seriada, nunca manipulada, que se convierte en un proceso performativo más. Cada trabajo efímero contiene vida y como tal crece, permanece y muere siendo la fotografía la parte integral de ese ciclo que capta el momento álgido y secreto de su plenitud.

El trabajo de Goldsworthy es un compromiso cotidiano consigo mismo y con el mundo en el que habita. Su obra puede ser efímera o permanente, pero siempre parte de una necesidad y un compromiso visceral y privado. Su obra no busca la belleza sino la inmanencia de lo trascendente que reside en la naturaleza y solo se desvela si sabemos introducirnos en ella sin establecer jerarquías. La honestidad, pureza y osadía de sus obras desemboca en lo esencial y en lo sublime.

En Esperar se presentan cuatro nuevos vídeos; un nuevo soporte en su cuerpo de trabajo, que en estos momentos de su carrera va tomando especial relevancia. A través de ellos se ve la intensidad de sus procesos, percibiendo el resultado visual y acercando al espectador al concepto de tiempo en sus acciones.


Artista de lo natural

Andy Goldsworthy (Cheshire, 1956) reside en Escocia. Usando materiales naturales como la piedra, la arcilla, la madera, las hojas, la arena, el hielo o el agua ha realizado trabajos en el Ártico, la selva tropical de Queensland en Australia, RÍo de Janeiro, Moscú, Nueva York, el desierto de México, las montañas de Provenza y de España y las colinas de Escocia. Ha expuesto en importantes museos e instituciones de todo el mundo y su obra forma parte de diversas colecciones públicas.

Ha publicado varios libros a lo largo de su carrera como Rain, Sun, Snow, Mist, Stones, Refuges, Times y el más reciente: Ephemeral Works (2015). Thomas Riedelheimer ha realizado dos documentales sobre Andy Goldsworthy Rivers and tides (2001) y The human touch (2016).