Dirigido por José Carlos Plaza y bajo la dirección musical de Juan Carmona, este montaje en clave de comedia musical traslada la divertida, revolucionaria y rompedora propuesta del autor griego «al mundo del flamenco, donde canto, baile y música se entrelazan para dar este clamor contra la intolerancia, la violencia, el machismo y el puritanismo», asegura Plaza.
En palabras del director, que concibe la obra como un homenaje al propio Narros, se trata de una divertida y descarnada metáfora sobre la guerra y sus consecuencias en la que Narros «expone sin tapujos, sin ñoñerías, sin hipocresía, el poder del sexo y su autenticidad». Habla de la fuerza y la inteligencia de la mujer, pero también emociona con las muestras de solidaridad y las del sacrificio colectivo hacia un fin superior. Pero, «sobre todo, nos hace reír con las maravillosas debilidades del ser humano en general y las tropelías que el hombre comete en nombre de palabras huecas como ‘Patria, Honor y Bandera'».
Todo ello se expresa a través del flamenco, con alegrías, tangos, bulerías…, compuestas expresamente para el espectáculo por Juan Carmona, mientras que Aída Gómez, con la colaboración de Antonio Canales, ha creado las coreografías. Un cuerpo de baile de siete bailarines, un coro de ocho intérpretes y una orquesta de ocho músicos completan la puesta en escena de este quinto estreno de la 62 edición del Festival de Mérida.
Símbolo pacífico
La obra original de Aristófanes se estrenó en el año 411 a. C. y se ha convertido en un símbolo del esfuerzo organizado y pacífico a favor de la paz. Lisístrata muestra la huelga sexual emprendida por las mujeres para protestar contra la situación de guerra en la que estaba inmersa la ciudad. Los argumentos pacifistas de las mujeres chocan con el afán bélico de los hombres y se establece una batalla de sexos en la que la protagonista se convierte en una auténtica heroína.
La obra se apoya en antiguos rituales donde enfrentan coros de hombres y mujeres, en el mundo al revés (triunfo de las mujeres sobre los hombres) y el de la huelga sexual de las mujeres. Los textos de Aristófanes funden el humor con la historia, ya que a través de ellos puede apreciarse el modo de vida de los atenienses. El dramaturgo adoptó una postura crítica con el ambiente de guerra habitual de la época que le tocó vivir y se posicionó a favor de la paz a través de sus textos.