El Museu d’Art Contemporani de Barcelona [1] (MACBA) presenta la obra de Eulàlia Grau [2](Terrassa, 1946) en una exposición que ofrece una revisión crítica de su trayectoria y reúne por primera vez sus trabajos realizados durante la década de los años setenta. Grau es una de las artistas más significativas de uno de los periodos de cambio más importantes de la reciente historia española: el que va de la dictadura de Franco a la Transición.
Su trabajo es fruto de un profundo compromiso ético que descubre la manipulación de la imagen y la discriminación de la mujer, denuncia la corrupción, el abuso de poder y la manipulación social, temas especialmente actuales en estos momentos. Para ello utiliza técnicas como el collage y el fotomontaje con los que construye un vocabulario iconográfico impactante.
La institución educativa y la familiar, los estereotipos de género, las diferencias de clase, la explotación laboral, los diferentes medios represivos y, en general, la capacidad que tienen los medios de comunicación de masas para influir sobre la imagen que tenemos del mundo, son los principales temas de interés de Eulàlia Grau.
Modelos sociales
Desde principios de la década de los setenta, Eulàlia (nombre con el que firmó una gran parte de sus obras) utilizó imágenes procedentes de los medios de comunicación para elaborar collages y poner de manifiesto la tendencia de los medios a propagar modelos sociales, estilos de vida y formas de violencia tanto física como ideológica. Con un lenguaje directo, a partir de 1973 produjo serigrafías, telas emulsionadas, libros y carteles que la situaron como una de las voces más reivindicativas de su generación. A Grau se la ha considerado una autora a medio camino entre la artista de vanguardia y la activista.
La exposición que presenta el MACBA se centra principalmente en los trabajos realizados en una década muy ‘historizada’ en el aspecto político pero poco valorada en el aspecto artístico. Los años setenta representan para la artista la década de consolidación de su trabajo, siempre comprometido con una cierta idea de educación, como una herramienta crítica y de debate. Durante estos mismos años, configura una posición ética que ha permanecido constante desde entonces y que reviste especial actualidad debido a los acontecimientos políticos y económicos del momento. Durante la década de los ochenta la artista abandona la práctica del arte para irse a vivir al extranjero. Posteriormente vuelve a Barcelona para retomar aquí su actividad artística.
Década muy ‘historizada’
Eulàlia Grau. Nunca he pintado ángeles dorados presenta las Etnografies, una amplia serie de telas centradas en la manera en que los medios de comunicación y la publicidad transmiten valores contingentes. La cultura de la mort, serie que aborda la violencia y destrucción de vidas en los sistemas capitalistas, se cuenta entre las obras más emblemáticas de este momento. La crítica social, el análisis de la construcción de la imagen y la consideración del género femenino son los temas de obras centrales de este periodo: Cancionero de los hombres verticales y de los hombres horizontales, Discriminació de la dona, …Inventemos también nosotros…, El cost de la vida, Orden público o Mínimos y máximos. Eulàlia Grau se interesa por las formas de gobernanza en la aplicación del orden y la justicia, el trasfondo de las decisiones políticas y la perpetuación de las diferencias sociales a través del trabajo, la escuela o la familia.
Como muestra de su producción actual, el MACBA incluye la obra Me gustaría morir en un lugar donde nadie me viera. María, que consiste en el seguimiento diario de María, una sin-techo que deambula por las calles de Barcelona, junto con comentarios sacados de internet sobre la gestión de la crisis económica y los casos de corrupción.