La Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (Madrid) y la Asociación Colección Arte Contemporáneo presentan, en la sede de la primera, la exposición Experiencias de la Modernidad: Arte Español 1916-1956, una selección de setenta obras, entre pinturas, esculturas y dibujos de las más de 200 que sobre este período atesora la Asociación. Salvador Dalí, Joan Miró, Benjamín Palencia, Rafael Barradas, Maruja Mallo, Pablo Gargallo, Julio González, Antoni Tàpies y Ángel Ferrant son algunos de los 51 artistas presentes en esta muestra.
Eugenio Carmona, catedrático de Historia del Arte de la Universidad de Málaga y comisario de la exposición, explicó en su presentación que «hoy en día, al nombrar la Modernidad artística sabemos que el singular nombre encierra un contenido plural. No deberíamos hablar de la Modernidad sino de las Modernidades. También sabemos que la Modernidad plural no tiene un origen único, sino varios puntos de partida y que no existe una única narrativa capaz de articular todos los relatos que es necesario plantear en torno a la experiencia de lo moderno».
Relación fluctuante
La relación de las artes plásticas españolas con la Modernidad ha sido fluctuante, compleja y diversa. Las aportaciones de Pablo Picasso, Joan Miró, Julio González y Salvador Dalí situaron líneas de referencia de primer orden en la experiencia internacional del Arte Moderno. Pero junto a ellos, un nutrido grupo de creadores desarrolló un intenso aliento de actividades que llegó a tejer una red de posibilidades y conexiones. Y fueron estos otros creadores los que, en sucesivos momentos de actividad, construyeron la experiencia de lo moderno en los variados espacios de la actividad artística española.
El «arte nuevo» tuvo un momento previo entre los años 1911 y 1917. Un segundo momento, de plena definición se dio entre los años 1917 y 1927. En esta década, el «arte nuevo» recogió la herencia de los primeros «ismos» del siglo XX y se enfrentó con la presencia emergente –e incluso contradictoria– del llamado «retorno al orden» y del realismo moderno y el surrealismo. La década comprendida entre 1917 y 1936 fue para el «arte nuevo» un momento de plenas realizaciones e internacionalización, ofreciendo entonces la renovación plástica española sus propuestas más originales. En estos años, además, los implicados en el «arte nuevo» fundaron o renovaron por completo el sentido institucional de las artes en España.
«No es posible entender la comprensión de la experiencia española de la Modernidad como el mero eco de voces parisinas, como la mera imitación de fórmulas ya dadas, o como la mera asimilación de los «ismos» europeos. Es conveniente acercarse a la renovación plástica española desde otros parámetros, que son lo que la exposición que aquí se presenta quiere recoger», apuntó el director de la Real Academia de Bellas Artes, Antonio Bonet.
Conservar y divulgar
En la presentación de este proyecto expositivo, José Lladó, presidente de la Asociación, recordó que esta entidad fue creada en 1987, cuando una treintena de empresas españolas alentadas por Julián Trincado, presidente de Unión Fenosa, asumieron el compromiso de contribuir a la conservación y divulgación del patrimonio artístico a través de la formación de una colección, descubriendo, rescatando y narrando la historia del arte español del siglo XX. «Hemos creado y estamos creando una colección única, cuyo estudio es imprescindible para aquel que quiera conocer el arte contemporáneo español. Los que hoy se sientan en este barco llamado Asociación Colección de Arte Contemporáneo llevamos 25 años remando juntos con vocación de mecenazgo; unidos y conscientes del papel que estas obras han jugado y siguen jugando en la configuración de la historia del arte contemporáneo español así como en el descubrimiento de elementos sustanciales de la historia social de España».
En la actualidad, la colección integra 1.120 obras de distintas épocas. «La crisis económica ha obligado a ralentizar el ritmo de adquisiciones, pero seguimos muy pendientes del mercado de cara a enriquecer la colección y confiamos en que pronto el nivel de adquisiciones vuelva a ser el que fue», apostilló Lladó.
La exposición que ve ahora la luz en Madrid constituye una introducción a la gran muestra que con más de doscientas obras de este periodo (1916-1956) se realizará posteriormente en el Museo Patio Herreriano de Valladolid, sede de la colección desde 2002.
Cinco espacios
Experiencias de la Modernidad: Arte Español 1916–1956 está organizada en cinco grandes espacios. El primero está dedicado a las relaciones entre «novecentismo» y «vanguardia», articulando el ámbito temporal trazado entre 1916 y 1956. El segundo, cronológicamente situado entre 1925 y 1933, plantea las alternativas entre las «poéticas de lo real» y las propuestas que, desde la ««figuración lírica», configuran la matriz de las «poéticas del signo y la superficie». En cuanto al tercer ámbito, está dedicado a las «poéticas de lo telúrico», de amplia implantación en la creación española. Las «poéticas de lo telúrico» comenzaron a prefigurarse en torno a 1929 y se extendieron hasta principios de la década de 1950. El cuarto espacio muestra lo que podemos denominar las «poéticas de la forma», extendidas a la comprensión del «arte como objeto»; propuestas surgidas en las décadas de 1930 y 1940. Y, por último, el quinto espacio expositivo está dedicado a las variables de las sensibilidades plásticas españolas que caminan de la herencia del «Arte Nuevo» hacia una nueva época.