La muestra, comisariada por Nekane Aramburu, explora el vínculo de Fabrizio Plessi (Reggio nell’Emilia, 1940) con Mallorca a partir de una instalación en el Gabinet y diferentes materiales de documentación sobre sus proyectos.
En las últimas tres décadas, el artista italiano desarrolló la mayoría de sus trabajos en la isla, su lugar de proyección e inspiración. En este sentido, y ante la próxima apertura del centro de interpretación dedicado a Plessi en el edificio de S’Abeurador en Santanyí, donde tenía su residencia, Es Baluard se encarga de la parte científica y curatorial.
Históricamente, el primer contacto con Mallorca de Plessi se produjo en 1989 a través de la propuesta de una exposición para el Palau Solleric, un momento en el que se encontraba en la cumbre de su carrera tras su participación en la Documenta de Kassel. Desde entonces y hasta el pasado año sus proyectos se han gestado o desarrollado desde la placidez del sureste de la isla. Una isla que para el artista es espejo con Venecia, su complemento en luz y atmósferas, horizontes e intensidades.
Como explica Aramburu, «el universo de Plessi está imbricado en el barroco, pero es minimalista. Atiende a los detalles, pero se extiende en escalas siempre humanistas. Analizado desde la perspectiva de una historia del arte que ha normalizado el uso de las tecnologías en la creación artística, lo mismo que en la publicidad, la evolución de este creador es inherente a la hibridación de lenguajes y la exploración en torno a un enfoque propio. Las bases sobre las que se fundamenta, hoy más actuales que nunca, remiten a cuestiones intrínsecas al ser humano y su evolución en un planeta al borde del abismo social y medioambiental».
Entre lo real y lo virtual
La parte fundamental de este proyecto expositivo son los libros y ediciones de autor. Todas las obras de esta etapa, que parte de 1989, se presentan ‘encerrados’ en vitrinas ante el espectador, y en formato vídeo son ‘liberados’ para permitir al visitante sumergirse en los misterios de las páginas compartidas movidas por el viento. Mas allá del tiempo y el espacio, aun barridos por la agitación de un ventilador, se permite su lectura y movimiento entre lo real y lo virtual.