La exposición reúne piezas y documentación del artista desde el año 1967 hasta la actualidad, con la última serie de trabajos realizados como respuesta de indignación a los asesinatos de los estudiantes perpetrados en Iguala en octubre de 2014. Entre las obras históricas presentes en la muestra cabe destacar las pinturas Los bufones, 1967, y La caída, 1968, así como la serie de dibujos inédita Carrero Blanco, 1975.
Ehrenberg se presenta como neólogo, investigador de lo nuevo. Y es ese concepto de lo experimental el que ha desarrollado desde la década de los sesenta, como él mismo dice, siendo “artista, cronista, archivista, profesor, político, diplomático, editor, actor, organizador, viajero incansable”, siempre infiltrándose en los territorios tanto de la alta cultura como populares.
Su trayectoria redefine y reivindica el papel social del arte a través de la adopción de modos innovadores y experimentales, tanto en el plano conceptual como técnico. Esta postura vital, comprometida, de resistencia y de cuestionamiento de cualquier concepto impuesto, se ve presente en todas sus incursiones, ya sean aquellas de cuño conceptualista, que le ligan a las experiencias Fluxus y acciones de crítica-institucional y el replanteamiento de la relación del artista y el público; como las que indagan desde una postura poscolonial los imaginarios latinoamericanos en sus vertiente más populistas e irónicas, en las que reivindica, además de la lucha contra la violencia y marginalidad, la riqueza del anti-arte y el anti-gusto.
Todos ellos muestran la actitud de mirada crítica constante a la sociedad, que Ehrenberg atraviesa no sólo a través del análisis, sino también físicamente con el uso del espacio urbano como lugar de encuentro político.