A filla da porteira se divide en tres bloques en los que el pintor y escultor gallego vuelve a incidir en su particular universo, donde cuerpo y objeto se funden y los límites desaparecen creando de alguna manera una sensibilidad híbrida que alude al mundo onírico. En muchos casos el cuerpo se cosifica y el objeto se humaniza, dando lugar a un juego perverso que provoca unas esculturas únicas, de gran poderío y riqueza visual.
En esta ocasión Leiro plantea una de las claves de nuestra contemporaneidad: el sujeto se convierte en pura ficción al esconderse tras sus atributos o sus posesiones. Pero la escultura deja siempre un espacio al espectador para su propia explicación. Mediante una pretendida ambigüedad sugiere, sin convencer o imponer.
En este potente conjunto de piezas se elimina la expresividad de las texturas de la madera, buscando unos personajes más anónimos en los que resalta la importancia de la policromía. Leiro muestra, en suma, su interés por un tipo de figuración desdramatizada a través de la cual practica una volumetría más fluida.
Con esta exposición, Marlborough participa en la 13ª edición de Apertura Madrid Gallery Weekend 2022 [1], la cita artística que inaugura la temporada expositiva en la ciudad.
El sentido de la escena
En palabras de Ángel Calvo Ulloa, autor del texto del catálogo: «Las figuras de Leiro esperan, de pie o recostadas, ensimismadas o con una intención clara, y de esa espera surge el sentido de la escena. Incluso en las acciones detenidas existe un poso de esa prórroga, ya no de inmovilidad, pues no están pausadas, sino expectantes. […] Muchas de las esculturas observan desde sus propias alturas, otras desde la que proporcionan los plintos o peanas, que operan de algún modo como pilares con los que jugar y estudiar la relación con el espectador, pero también con el espacio en el que se insertan. Existe obviamente una preocupación por el lugar en el que el personaje se encaja, por la relación con su entorno y por lo que éste aporta al sentido de la escultura».