La pieza, que se mostrará en el marco de la muestra Gabinete Sorolla. Una mirada a su obra: ¡Triste herencia!, se podrá contemplar en el Centro Cultural Bancaja de Valencia hasta el próximo 2 de noviembre y se expondrá junto a estudios previos realizados por el artista y estará acompañada por documentos históricos sobre su adquisición por parte de la Caja de Ahorros de Valencia en 1981, como fotografías o recortes de prensa de la época.
Joaquín Sorolla pintó ¡Triste herencia! en 1899, en la playa del Cabañal de Valencia. La pieza supone la culminación de su pintura de temática social y de su reconocimiento internacional, ya que obtuvo el premio Grand Prix en la Exposición Universal de París de 1900. Al finalizar esta exposición, se ofreció la pieza al Estado Español, pero finalmente se vendió a un coleccionista español residente en Nueva York, que a su vez la vendió a un magnate del carbón americano. Finalmente, la obra quedó depositada en la iglesia de la Fifth Avenue de Nueva York durante más de setenta años, hasta que la Caja de Ahorros de Valencia la adquirió en 1981.
Recorrido
Tras la exposición en el Centro Cultural Bancaja, ¡Triste herencia! viajará a Estados Unidos, por primera vez tras 32 años desde su adquisición, como una de las piezas clave de la exposición Sorolla y América, comisariada por Blanca Pons-Sorolla, que se realizará en el Meadows Museum de Dallas, y que itinerará posteriormente al San Diego Museum of Art de San Diego y a la Fundación Mapfre, de Madrid.
Tras la exposición de la obra ¡Triste herencia!, Fundación Bancaja desarrollará otros proyectos expositivos en el Gabinete Sorolla a partir de las obras del pintor valenciano presentes en sus fondos artísticos. Esos fondos están integrados por 15 obras de Sorolla, entre las que destacan Al agua, Arrastre del bou, Barcas de pesca, Figuras sentadas en la playa de San Sebastián, Playa de Biarritz o Señoras sentadas en un banco del Paseo de la Concha.
¡Triste herencia!, Joaquín Sorolla
Joaquín Sorolla pintó ¡Triste herencia! durante el verano de 1899, en la playa de la Malvarrosa de Valencia. Abordó la obra influido por las ideas de su gran amigo, Vicente Blasco Ibañez, quien le convenció de que la pieza era una de las contribuciones más importantes de contenido social que se habían realizado hasta el momento. Finalmente, la obra supuso la culminación de su reconocimiento internacional y es uno de sus trabajos más importantes. La escena refleja el drama social de los niños acogidos por el hospital valenciano San Juan de Dios, retratados en la escena del baño, que Sorolla había presenciado en numerosas ocasiones.
La elaboración del cuadro no fue fácil y el artista estuvo a punto de abandonarlo, pero sus amigos más cercanos le animaron a continuar. En un primer momento, Sorolla quiso titular la pieza como Los hijos del placer, pero Vicente Blasco Ibáñez le sugirió ¡Triste herencia!, haciendo alusión a las teorías degeneracionistas de finales del siglo XIX, según las cuales, los vicios de los padres degeneraban en graves problemas para los hijos.
Queriendo dar a la escena un dramatismo intenso, el pintor prefirió el sol de la tarde y distribuyó el grupo infantil (casi una veintena de niños) en torno al hábito negro del monje. El trabajo se inició con varios apuntes, pero finalmente Sorolla afrontó la composición directamente sobre el lienzo, donde cobra especial protagonismo el mar, muy oscurecido, que ocupa prácticamente toda la composición. Las figuras de los niños aparecen iluminadas por el intenso sol de la tarde de verano y por la introducción en la composición de las muletas. En algunas de esas figuras de niños se manifiestan, incluso, las grandes dificultades que tenían para caminar. Las sombras de los niños acentúan más el dramatismo de la escena, que junto con la extrema palidez de los cuerpos, resaltados por la penetrante oscuridad del mar, confieren a la composición una impactante emotividad.
Éxito en París
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A pesar de sus dudas iniciales, Sorolla incluyó ¡Triste herencia! en la cuidada selección de obras que envió a la Exposición Universal de París de 1900, donde la obra causó una gran sensación, tanto entre el público como entre la crítica. El jurado de la Exposición le concedió por mayoría el Grand Prix por la totalidad de su obra, pero en especial por ¡Triste herencia! Al finalizar esta exposición, Sorolla propuso al Estado español adquirir la obra por 40.000 pesetas, pero, pese al entusiasmo unánime que la obra había despertado en París, los críticos españoles más tradicionales la censuraron. Así, cuando los liberales llevaron la propuesta de compra de la obra al Parlamento, los conservadores la rechazaron frontalmente.
Deseoso de que la obra permaneciera en España, Sorolla depositó su pintura en el madrileño Museo de Arte Moderno, a la espera de que las Cortes Españolas votaran el crédito necesario para su adquisición. Esperó casi dos años hasta que en febrero de 1902 la vendió a Jesús Vidal, un coleccionista español residente en Nueva York. Vidal vendió el cuadro en 1904 a un magnate del carbón americano, John E. Berwind, quien, a su vez, lo donó al Colegio Dominical de la Iglesia de la Ascensión en Nueva York cuatro años después.
Después, la obra quedó depositada en la famosa iglesia de la Fifth Avenue durante más de setenta años.
En 1981, la entonces Caja de Ahorros de Valencia adquirió la obra en una subasta por una cantidad nunca alcanzada hasta ese momento por un Sorolla: 240.000 dólares (22.250.000 pesetas de entonces), recuperando así la pieza para el patrimonio cultural español.