Creador, junto con Pablo Picasso y Juan Gris, del Cubismo e inventor de la técnica de collage de los papiers collés (o papeles pegados), Braque centró su obra posterior en la exploración metódica de la naturaleza muerta y del paisaje. Se le consideró el pintor francés por excelencia, heredero de la tradición clásica y precursor de la abstracción de posguerra.
La exposición muestra desde su período fauvista hasta su obra tardía, que culmina en las extraordinarias series de los grandes talleres, los pájaros y los paisajes de Varengeville, poniendo un especial énfasis en las fases más destacadas de su trabajo, como el Cubismo, las representaciones de canéforas que realizó en los años veinte o los paisajes del final de su vida.
Obras maestras
Gracias a los extraordinarios préstamos del Centre Georges Pompidou y de otras grandes colecciones públicas y particulares internacionales, la muestra acoge cerca de 250 piezas, entre las que se incluyen algunas de sus grandes obras maestras.
Esta retrospectiva, patrocinada por la Fundación BBVA, también profundiza en sus pinturas de naturalezas muertas (donde se reiteran los veladores y los fruteros), sus canéforas, los billares de posguerra, así como los talleres y los pájaros realizados casi al final de su vida, que amplían y resumen sus investigaciones artísticas.
Georges Braque presenta, a su vez, otras perspectivas muy interesantes del artista, acercándonos a su faceta más personal por medio de material documental y fotográfico, en muchas ocasiones inédito.
Destaca especialmente la colaboración que Braque estableció con Pablo Picasso durante los años del Cubismo, la estrecha relación de su arte con la música –tocaba varios instrumentos, incluyendo el acordeón, la flauta y el violín–, su amistad con el compositor Erik Satie o la complicidad que le unió a poetas como Pierre Reverdy, Francis Ponge y René Char, así como a algunos intelectuales de su tiempo como Carl Einstein o Jean Paulhan.
Por último, una relevante sección de esta exposición muestra la faceta de escenógrafo que el artista desarrolló en los años veinte, que puede apreciarse a través de un montaje único diseñado para el edificio de Frank Gehry.
Importantísimo papel
Esta retrospectiva reivindica el importantísimo papel que Braque desempeñó en la historia del arte, que en ocasiones se ha subestimado. Como afirma Brigitte Leal, comisaria de la muestra: “Su estatuto de artista oficial de la Francia gaullista le ensombreció indudablemente a los ojos de la generación contestataria que le siguió”, y le hizo caer durante varias décadas en un olvido relativo.
La muestra constituye una mirada única a un artista excepcional cuya máxima, extraída de sus cuadernos El Día y la Noche, fue: “No hay que imitar aquello que se desea crear”.