A través de documentos originales como fotografías, cartas, libros, revistas y pinturas, entre otros objetos artísticos, la muestra intenta sintetizar las múltiples manifestaciones de su pensamiento, divulgado tanto a través de sus escritos como en el desarrollo de los diversos proyectos en los que se concretó. Analiza también la relación con sus maestros krausistas, con sus principales colaboradores y discípulos, con intelectuales y artistas más o menos afines a la órbita del institucionismo, así como con otras personalidades de su tiempo relevantes en los ámbitos de la política, la ciencia, la creación o la educación, tanto en España como en otros países europeos.
La exposición, que ya pudo verse en Madrid, es fruto del trabajo de muchos años de rescate documental, a menudo con la ayuda de donaciones de familias y particulares, y de investigación y publicaciones. Las 400 piezas de la exposición (pinturas, esculturas, documentos, fotografías, filmaciones de época, cartas, muebles, juguetes, trajes, libros, revistas, manuscritos y otros objetos), algunas inéditas o muy raras, proceden de instituciones como el Museo del Prado, la Biblioteca Nacional, el Museu Nacional d’Art de Catalunya (MNAC), el Museo Nacional de Artes Decorativas, el Museo Sorolla o la Residencia de Estudiantes, entre otros. Aureliano de Beruete, Joaquín Sorolla, Emilia Pardo Bazán, Federico García Lorca, Maruja Mallo, Benjamín Palencia, Alberto García-Alix, Eduardo Arroyo o Darío Villalba son algunos de los creadores presentes en la exposición, todos ellos relacionados, de un modo u otro, con la Institución Libre de Enseñanza.
Pedagogo, pensador y escritor
Francisco Giner de los Ríos (Ronda, 1839-Madrid, 1915) estudió Derecho y Filosofía en las universidades de Barcelona, Granada y Madrid. En esta última conoció a Sanz del Río, introductor en España del pensamiento del filósofo alemán Krause; desde entonces se situaría en el centro del núcleo krausista (junto a Salmerón, Moret, Azcárate, Labra…), que tanta influencia habría de tener en el pensamiento y la acción de los liberales españoles. Esta escuela defendía un ideal racionalista de armonía social basado en la reforma ética del individuo a través de la educación, para sustentar un Estado verdaderamente liberal.
En 1867 obtuvo la cátedra de Derecho de la Universidad de Madrid, que sin embargo abandonó a los pocos meses en protesta por las sanciones del gobierno a Sanz del Río. Volvió a su cátedra tras el triunfo de la Revolución de 1868, fue separado de ella tras la Restauración borbónica por el gobierno de Cánovas (1875) y nuevamente repuesto al llegar al poder los liberales de Sagasta (1881).
En 1876 fundó la Institución Libre de Enseñanza, empresa a la que dedicaría el resto de su vida; se trataba de un centro educativo basado en modelos pedagógicos modernos, laicos y progresistas, que se proponían como alternativa a la enseñanza oficial dominada por la Iglesia.
Giner dejó una amplísima obra escrita sobre temas jurídicos, filosóficos, políticos, artísticos y literarios. Desde la fundación de la Institución hasta el final de sus días se dedicó en cuerpo y alma a poner en práctica las líneas pedagógicas que definen la Institución: formación de hombres útiles a la sociedad, pero sobre todo hombres capaces de concebir un ideal; coeducación y reconocimiento explícito de la mujer en pie de igualdad con el hombre; racionalismo, libertad de cátedra y de investigación, libertad de textos y supresión de los exámenes memorísticos. En una palabra, una escuela activa, neutra y no dogmática, basada en el método científico, que abarca toda la vida del hombre y que pretende la formación de hombres completos, abiertos a todos los ámbitos del saber humano.
Entre sus muchas obras y escritos destacan Lecciones sumarias de psicología (1874), Estudios sobre educación (1886), Educación y Enseñanza (1889), Resumen de la filosofía del derecho (1898) y Pedagogía universitaria (1905).