Goya deseó desde muy joven el éxito que solo se alcanzaba con una brillante carrera cortesana. Despacio, y dando con habilidad y diplomacia los pasos necesarios para conseguir su propósito, tomó la decisión de partir de Zaragoza a Madrid en 1775. El contacto con la corte fue definitivo para su obra posterior, ya que determinó en gran medida su desarrollo profesional.
A través de su cuñado, Francisco Bayeu, pintor de cámara de Carlos III, comenzó a pintar cartones para la Real Fábrica de Tapices. Pero su reconocimiento en la corte no llegó hasta 11 años después, cuando fue nombrado pintor del rey en 1786, y luego con su nombramiento como primer pintor de cámara en 1799.
Pero a pesar de su éxito en la corte, Goya no interrumpió la relación con su Zaragoza natal. La correspondencia con Martín Zapater, amigo de infancia, ilustra en gran medida esa relación con su círculo de familiares y amigos, al tiempo que aporta información fundamental sobre su desarrollo profesional. El préstamo extraordinario por parte del Prado de 13 cartas originales ofrece el contrapunto documental al Goya pintor de corte. Ésa es, precisamente, la tesis de esta exposición, que transita entre el éxito del pintor en las cortes de Carlos III y Carlos IV, y el recuerdo persistente de sus orígenes a través del contacto con sus íntimos.
Conjunto excepcional
Goya y la corte ilustrada ofrece un conjunto excepcional de 96 obras, en donde destacan óleos como La gallina ciega, La vendimia o El Otoño, o El pelele. 71 de estas piezas (de las que 52 se corresponden con óleos y el resto con documentación y artes decorativas) han sido prestadas por el Museo del Prado. También cuenta con obras del mismo Bellas Artes de Bilbao (nueve pinturas), así como del Museo de Arte de Ponce en Puerto Rico, el Museo de Zaragoza, la Fundación Colección Ibercaja, la Sociedad Económica Aragonesa de Amigos del País y diversas colecciones privadas.
El discurso expositivo propone un acercamiento a la evolución del arte y la figura del pintor durante sus años de trabajo para la corte y la aristocracia en contexto con otros artistas destacados de su tiempo, como lo fueron Luis Paret, Mariano Maella, José del Castillo, Luis Meléndez, Antonio Carnicero o Lorenzo Tiepolo. Confronta, en resumen, el arte, la técnica y la visión de la realidad encarnados por el genio con las obras de otros artistas con quienes mantuvo numerosos puntos de contacto pero con los que su arte rompería definitivamente.
Comisariada por Manuela Mena y Gudrun Maurer, jefa de Conservación y conservadora, respectivamente, del Área de Pintura del siglo XVIII y Goya del Museo del Prado, esta muestra, que ya pudo verse en CaixaForum Zaragoza, ha sido organizada por el mismo Prado, la Fundación Bancaria ”la Caixa” y el Bellas Artes de Bilbao.
Junto al extenso trabajo de restauración llevado a cabo para la ocasión, la investigación realizada aporta diversas novedades, como la presentación de un nuevo retrato y una miniatura de Martín Zapater, realizados por Goya y por Francisca Ifigenia Meléndez, respectivamente, y la atribución a Agustín Esteve de una copia de un retrato perdido que Goya realizó a Ramón Pignatelli. En Bilbao también se ofrecen novedades, como el lienzo Pantaleón Pérez de Nenín recién restaurado, así como la presentación contextualizada de la extraordinaria Vista de Bermeo de Luis Paret, recientemente adquirida por el Museo.
Goya en Bilbao
Esta es la primera exposición dedicada a Goya en Bilbao, por lo que se ha incorporado una sección especial sobre la extensión de la corte al País Vasco entre finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX que incluye 11 personajes vascos y navarros, y entre ellos, los magistrales retratos del conde de Cabarrús o del marqués de San Adrián.