La obra de Kilomba se ha descrito como un nuevo minimalismo poscolonial, en el que la multiplicidad y complejidad de lenguajes difumina la barrera entre disciplinas. Con una sólida subestructura psicoanalítica y filosófica, que se suma a su extensa labor como investigadora, analiza los sistemas dominantes de producción de conocimiento, proponiendo un proceso de desaprendizaje de las narrativas hegemónicas actuales.
Manuel Borja-Villel, comisario de la exposición, considera que su voz es imprescindible en el arte contemporáneo: «Kilomba es una de las artistas, poetas y ensayistas que recogen mejor la violencia colonial y también el hecho de que la reparación es una necesidad urgente y, al mismo tiempo, una imposibilidad, porque es imposible que Europa pague los genocidios, pague la violencia del mundo colonial desde finales del siglo XV hasta hasta nuestros días», pero le interesa «no solo denunciar una situación de violencia estructural, sino, sobre todo, crear una comunidad, una comunidad en la cual el que escucha, el espectador, es un participante activo, es alguien que interactúa con la obra».
En concreto, Opera to a Black Venus es el título de un ambicioso nuevo proyecto que la artista ha estado desarrollando durante los últimos dos años como resultado de una colaboración entre el Reina Sofía y el Staatliche Kunsthalle Baden-Baden alemán. Kilomba imagina el escenario futurista de un paisaje árido donde el mar ha desaparecido, revelando un rastro de existencia humana. A ojos de la artista, el océano es el cementerio de millones de vidas perdidas a lo largo de los siglos, ya sea por la trata de esclavos, el colonialismo, la guerra, el cambio climático o las migraciones forzosas. «¿Qué nos diría mañana el fondo del océano si hoy se vaciara de agua?», se pregunta.
Kilomba, que reside en Berlín, es doctora en Filosofía por la Freie Universität de la capital alemana y en 2023 recibió el Doctorado Honoris Causa por la Universidad de ISPA en Lisboa. Ha sido profesora visitante en universidades como la Humboldt de Berlín o la de Artes Aplicadas de Viena, y este año ha recibido la cátedra Angela Davis como profesora visitante en la Universidad Goethe de Fráncfort. Su obra ha estado presente en eventos internacionales como la Bienalsur, Buenos Aires (2021); la 10 Bienal de Berlín (2018); Documenta 14, Kassel (2017) o la 32 Bienal de São Paulo (2016). Su obra figura en colecciones públicas y privadas de todo el mundo, como la de la Tate Modern en Londres; las Colecciones Reales de los Países Bajos en Ámsterdam; la Rennie Collection en Toronto; el International African American Museum en Charleston; el Centro de Arte Moderna Gulbenkian en Lisboa o el Museo Fitzwilliam en Cambridge.
Opera to a Black Venus (2024 – en curso) es una videoinstalación a gran escala, que pone en escena la primera parte de una ópera contemporánea dedicada a una venus negra que habita en el fondo del océano y se convierte en el oráculo de las narrativas del recuerdo y la resiliencia. Como es habitual, ha trabajado con artistas locales de la periferia de Lisboa, donde creció: desde sopranos, contraltos y tenores hasta percusionistas y bailarines de ballet, todos protagonistas de esta narración. Una irresistible coreografía avanza hacia nuestros ojos, como si se desarrollase bajo el agua, con el sonido de los vientos, las voces y la interpretación improvisada a cuatro manos al piano de la artista y su hija, presentada como un réquiem o un lamento por los que han sucumbido a las mareas de las aguas de todo el mundo.
Buceando bajo las olas, Kilomba guía al público a través de otras instalaciones de gran tamaño con poesía y materiales como tela, madera quemada, piedra, arena y vidrio como escenarios de esta ópera contemporánea: 18 Verses (2022), la cartografía de un naufragio arropada por potentes voces y sonidos instrumentales; Sounds of Water (2023), un poema en luces de neón que revela una emotiva llamada; Labyrinth (2024), una monumental instalación textil espacial, que alude a los caminos y rutas imposibles de la liberación y Compressed Time (2024), un sorprendente contraste entre piedras macizas y cubos negros pulidos que invita a los espectadores a contemplar la intersección de las injusticias del pasado y las posibilidades del futuro.
Además, en la exposición están presentes otros dos momentos de la trayectoria de la artista, la videoinstalación A Word of Illusions (2017-2019), compuesta por la interpretación de tres mitologías griegas trasladadas a tiempos poscoloniales: Illusions Vol. I, Narcissus and Echo (2017), dedicada a las políticas de distorsión e invisibilidad; Illusions Vol. II, Oedipus (2018), dedicada a las políticas de violencia y genocidio, e Illusions, Vol. III, Antigone (2019), dedicada a las políticas de recuerdo y duelo.
También se muestra un momento anterior, en el que sus propios escritos se vuelven performativos: The Desire Project (2016), una videoinstalación de tres canales donde las palabras se convierten en imágenes en movimiento, y la percusión, en una forma de narrativa, y Table of Goods (2017), una instalación compuesta por tierra, azúcar, café, cacao y chocolate, como memoria de la hipnótica explotación cíclica.